LUZ ARTIFICIAL POR LAS NOCHES Y CÁNCER
¿Sabías que la luz azul por la noche de luces artificiales y pantallas rompe nuestros ritmos circadianos y favorece el desarrollo de cáncer?
Voy a intentar explicarlo en estas líneas:
El otro día en sesión clínica general de mi hospital presentaron un caso clínico de una mujer que había padecido un cáncer de mama 15 años atrás y lo había vencido inicialmente con quimio y tratamiento hormonal. Tras ser dada de alta, volvió con una recidiva 15 años depués.
Comentaban mis compañeras el fuerte incremento en la incidencia de cáncer de mama en las últimas décadas. Pero nadie se preguntaba en la sala porqué hay ahora tanto cáncer de mama, de próstata o de colon. Y yo comenté que deberíamos aconsejar a esas mujeres que vencen su cáncer de mama, qué hacer en su vida diaria para disminuir el riesgo de recidiva. Qué hábitos de vida en el día a día podrían prevenir una recidiva o disminuir sus posibilidades de recibidva
Consejos como la importancia de un sueño suficiente cada día. Súper importante conseguir esas 8 horas. La falta
de sueño diezma la actividad de las células Natural Killers onco-vigilantes,
onco-protectoras. Y la supresión de la melatonina por la luz azul de pantallas
y por luces artificiales por la noche. La melatonina es nuestra mejor molécula
anticáncer. Si la suprimimos con luz azul por las noches, ganamos números para
desarrollar un nuevo cáncer.
Y quería explicar por qué es tan mala justamente la luz azul. Esa parte concreta del espectro visible de los 480 nm (concretamente es el de 479 nm)
EL SER HUMANO Y LA LUZ AZUL, MARCADOR CIRCADIANO DE LUZ DE DÍA
Evolutivamente venimos del mar y como sabéis, el agua de los océanos absorbe todos los colores del espectro visible conforme ganamos en profundidad, salvo el azul. De modo que en las profundidades todo se ve de color azul.
De modo que los habitantes del mar sabían que cuando había luz azul, era de día y cuando todo era negro, era de noche. Y esto servía para saber cuándo salir a cazar y cuando no salir para evitar ser cazado. El color azul era el reflejo de que era de día y eso ha quedado sellado en nuestros sensores de luz en la retina de los mamíferos diurnos, como es el ser humano.
Tenemos en la retina unas células llamadas Células
Retinianas Ganglionares Fotosensibles (número 3 en el dibujo), que no dan información visual como los
conos y los bastones, pero que informan al cerebro de si es de día o se de
noche y son ESPECIALMENTE SENSIBLES A esa longitud de onda de 480 nm, el azul.
Pues bien, hace miles de años cuando se hacía de noche no
había nada de luz. Teníamos oscuridad absoluta. Los ritmos circadianos se respetaban porque no quedaba otra.
Hace 3.000 años el hombre descubrió las velas. Estas seguían siendo de
una luz anaranjada, desprendían energía en forma de calor, también con mucho rojo e infrarrojo y sólo tenían un 1.5% de azul.
En el año 1879 llegó la bombilla incandescente de Edison. Todavía daba una luz cálida porque desprendía mucho calor, en forma de rojo e infrarrojo. No era "lumínimamente eficiente" al desprender mucha energía en forma de calor. Tenía un 4% de azul. Todavía no causaba tanta disrupción circadiana como las
luces modernas.
En los años 1950 aparecieron los fluorescentes, más
eficientes energéticamente, que no “perdían” calor en forma de infrarrojo. Pero
tenían ya un peligroso 15% de azul. Y ahí es cuando se empiezan a disparar todas las
enfermedades modernas metabólicas y el cáncer, con una línea progresivamente ascendente hasta nuestros días.
Y finalmente, en el año 2013 dan el Premio Nobel a unos científicos
por descubrir las luces LED, que no “desperdiciaban” nada de infrarrojo en
forma de calor. Y tenían un 25% de AZUL.
Estas luces LED ocupaban el 1% de la iluminación en el año
2013. Pero en el 2023 suponen ya el 70% de la iluminación.
Y son la iluminación de pantallas de TV, IPad y todos los
móviles. Este es un enorme problema.
Luz azul artificial por las noches y cáncer
Y la literatura muestra cómo las personas que trabajan de noche con luz artificial, tienen mayor incidencia de cáncer de mama, como las enfermeras de noche (PMID: 11604479) y también de cáncer de próstata en los varones que iluminan sus noches con luces artificiales, como los trabajadores a turnos (PMID: 16829554)
Los científicios de los ritmos circadianos nos dicen que deberíamos iluminar nuestras casas con una iluminación circadiana, que tornara naranja la luz por las noches, a unos 1.800º kelvin. Simplemente con tener bombillas incandescentes de la época de Edison ya reduciríamos la el 15% o el 25% de luz azul de fluorescentes o LED a sólo el 4% de la antigua bombilla incandescente.
La iluminación circadiana ya lo hacen en el hospital de Karlstad en Suecia, adaptando la luz a los ciclos del sol, con una luz anaranjada en las UCIS y plantas para no ocasionar disrupción circadiana, tanto a los pacientes como a los médicos que trabajan de noche.
Y en los hospitales deberíamos dar un antifaz de ojos a los pacientes, para que pudieran tener un sueño reparador que les ayudara a tener un sistema inmune más robusto para vencer su enfermedad.
Y si no podemos modificar el ambiente de luz circadiano del hospital, podríamos proteger la retina de los pacientes con unas gafas bloqueadoras de luz azul, como en la foto de la derecha.
Debemos evitar la arritmia circadiana moderna. Evitar la luz azul por las noches y de día compensar exponiéndonos a luz natural de exteriores todo lo que podamos.
Vivir de forma acorde con los ciclos de luz y oscuridad que la madre naturaleza creó.
Jorge García-Dihinx Villanova