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sábado, 7 de marzo de 2009

TURBON,VICTORIA CONTRA EL VIENTO 7 MARZO

Héctor, Lucy y Fer, descendiendo del Turbón, con fuertes vientos

Castillo del Turbón (2.492m) con esquís, desde San Feliu de Veri
Sábado 7 de marzo de 2009

Con Fer, Lucy, Héctor, Miguel Ángel, Isabel, Guillermo y su Majestad Lord Miguel Puyal (Rey del Castillo de Acher)

Ayer una nueva princesa de las nieves fue consagrada: Lucy Craig, que plantó cara a los fuertes vientos que soplaban en el Turbón y llegó arriba en un día en el que nunca tuvimos claro si volveríamos o no con la cima conquistada. Congratulations Princess Lucy!!
AHÍ TENÉIS EL VÍDEO QUE HIZO HÉCTOR DE NUESTRA ASCENSIÓN:



Situación: Pirineo recién nevado, cargado hasta los topes, blanco como una tarta. Riesgo de aludes fuerte hacia Navarra, algo menor hacia Cataluña. Patrón de norte que puede cubrir la frontera por la mañana. Previsión de vientos del norte entre moderados a fuertes.

A dónde vamos?
Pues al Turbón! (que ya era hora).

Pues ojo con el Turbón... Siempre queremos ir cuando “está de norte” porque se encuentra muy retrasado al sur de la cadena axial, bien protegido de las nubes por la barrera fronteriza (pero no del viento...). Pero claro, nunca queremos ir un día normal de anticiclón, sin vientos, porque claro, en un día así vamos a por “uno de los grandes”, no?
Pues bien, señores, el Turbón es “uno de los grandes”. O mejor dicho, no regala a nadie su conquista. Ahí va lo que nos pasó:

Desayunamos a las 8 en Castejón de Sos y tiramos en coche por la carretera de Las Paúles al Coll de Fades, donde tomamos el desvío a San Feliu de Veri (Veri, el agua del Pirineo. Aunque en el camión de Veri salga la foto del Mont Blanc... ja, ja...). Y ete aquí, que nos topamos con un Golf “empanzado” en un ventisquero de nieve al llegar al pueblo. Les echamos una mano. Un rato de palear y “pafuera”.
Temiéndonos más ventisqueros en la pista que sale desde allí hacia La Muria, dejamos los coches y salimos andando desde allí... El Turbón se ve lejos, lejos... Pero somos ya caballeros de otro castillo (el de Acher) y haremos lo que sea necesario para conquistar éste.

Foqueamos unos por la pista mientras otros andan. Ya en La Muria todos ponen esquís. Al fondo se ve la cima del Turbón, con fumarolas de nieve al viento que anuncian que arriba “sopla” de lo lindo. Seguimos la ruta que suele realizar Daniel Mur, yendo al sur al Plano de la Muria y siguiendo la pista que sigue al sur trazando algunas lazadas hasta llegar a la Selva Plana. Por fin, Miguel Ángel da con el camino que, girando a la derecha (al W) sube por un barranco hacia arriba.
Nueva situación: Nieve recién caída + sol a tope = zuecos a tope... Qué pasada de zuecos se nos hacían señores! Toda la suela del esquí con 15 cm de nieve pegada... El esquí pesaba como un plomo!
Isabel, (nombrada Princesa ya en la pasada Alta Ruta Oza-Linza) abre huella (con un par) y aprende pronto el paso de baile de golpe de talón. Eso es, paso adelante, golpe de talón para soltar zueco, paso adelante, golpe de talón. Y así todo el rato. Todo un arte... Es que si no, no había otra, señores.

Salimos por fin del bosque y la zona se abre. Pinos sueltos y mucha nieve, más fría por el aire y que hace menos zuecos. Bien! Llegamos al alto que nos deja por fin ver el Turbón en todo su esplendor (qué espectáculo...) y su famoso valle interior: La Coma de San Adrián. El viento empieza a pegar fuerte. Me abrigo cabeza y cuerpo antes de seguir. Descendemos en suave flanqueo al fondo de la Coma de San Adrián y por allí que seguimos rumbo al sur, siempre hacia el sol.
Dentro de la Coma, el viento nos pega fuerte, muy fuerte, cada vez más. Por suerte, es de norte y nos da en la espalda. Creo que con una vela habríamos recorrido la Coma en 2 minutos.

Unos cuantos paran a abrigarse más. Yo, como no tengo nada más que ponerme (las 3 capas de siempre, para todo el año) sigo adelante. El grupo empieza a estirarse. El viento pega cada vez más, pero el día sigue soleado, los cielos limpios y la cima, que se ve allí a lo lejos, esperándonos.

Al rato me vuelvo y veo al grupo parado. Ayyysss que se me van a dar la vuelta... Miguel Puyal aprovecha que les miro para hacerme señales de que se algunos se van a dar la vuelta. Vaya... Pero al rato... veo a 3 que siguen. Yupiii! Pues yo sigo p’alante, que me estoy quedando tieso.

Y continuo, con vientos huracanados en mi espalda y el sol de cara. El viento transporta miles de gránulos de nieve que pasan a mis lados (y se meten entre la suela de mis botas y la fijación, impidiendo que la bota baje del todo a la suela en cada paso). Da igual, yo sigo. En peores situaciones hemos estado, no? Cada vez que me vuelvo para mirar al grupo, centenares de esos gránulos de nieve se me clavan como alfileres en la cara (menuda vueltecita nos espera, pienso). Pero somos caballeros, no gallinas. Y mientras me sigan estos a lo lejos, p’arriba que voy.
Las correas de la mochila me pegan por todo el cuerpo con los golpes de viento. Algunos golpes en la cara, de esos que duelen. Qué tozudos somos lo mañicos, eh?

En esto que veo que, antes del collado final, ya puedo ir girando a la derecha (W) para coger el lomo final a la cima. Pero si está ahí mismooo... Ahora si que ya no puedo renunciar. Sí, sopla una pasada, pero sigue el sol y yo sigo con ganas. Me pregunto... cómo soplará en la cima?

Salgo de la Coma de San Adrián y voy subiendo por el lomo. Nieve dura pero rugosa, que no exige cuchillas, bien! Al poco, me doy cuenta de que sopla menos (¿C’morrr???). Clarooo, el Efecto Venturi!!!
Sí, el efecto Venturi!! Todo el aire que venía del norte se canalizaba por la Coma de San Adrián, donde se aceleraba como en un túnel. Ocurre lo mismo en el Valle del Kali-Gandaki en los Annapurnas (verdad, Pilar?) o en el Valle del Ebro con el Cierzo. La columna de aire busca el paso más sencillo y se canaliza en esa “rampa” natural, acelerándose. Así, subiendo a la cima por el lomo, fuera de la canal, los vientos (que ya eran de cara) eran la mitad de fuertes que en la Coma. Qué bieen!!!

Me doy la vuelta y veo a lo lejos a los 4 que me siguen (creo que son Miguel, Héctor, Fer y Lucy). Les veo parados ya cerca del collado, soportando el viento en la zona de más violencia de todas. Y yo les grito con mis pensamientos: “Salid de ahí chicooosss. Estáis donde más viento haceee...” Pero no pueden oír mis pensamientos, claro. Así que intento foquear de forma elegante, como el que da un paseo por el parque, bien tieso, como si nada (y es que allí en el lomo cimero soplaba mucho menos). Y lo hago con idea de que me vean y remarquen que está chupao.

Sigo subiendo el lomo y ya los pierdo de vista. Habrán seguido? Se habrán dado la vuelta? Me estarán esperando en ese infierno justo en el ojo del huracán del Efecto Venturi?
Sin saber las respuestas a estas preguntas, sigo progresando con esquís, decidido, por el lomo que conduce a la cima. Veo por fin el pilón del vértice geodésico. Allí esta!! La cima del Turbón!! Ya no se me puede escapar... Tantos años detrás de esta cima...

Llego eufórico. Por fin...
Cima en solitario. Mejor en compañía, claro, pero qué podía hacer. También tiene su toque romántico, no? Así místico, de soledad, de sentirte como un privilegiado, de encontrarte entre la Tierra y el Cielo (todos llevamos a un Gastón Rebuffat dentro). Aquí arriba si que pega bien el viento. Me quito los guantes para hacer alguna foto (sin que se me hielen los dedos). Todo el Pirineo está ya despejado. Pienso en amigos que estarán en esos momentos esquiando en Panticosa y en Piau y me alegro por ellos. Me quito las focas y hago un rebullo con cada una antes de meterlas en el pecho (ni intento plegarlas, con ese vientecito...). Aguanto 5 min en la cima. No viene nadie. Me estarán esperando?? Pues a bajar.

Vuelta esquiando por el lomo hacia el sur, casi horizontal, con el viento de espaldas. Parece que lleve un motor en el culo y avanzo solo. Curioso y divertido, pues me muevo “con el viento” y es “como si no soplara”. Estaré soñando?

Tras el lomo comienzo unos giros ladera abajo hacia el collado. A mitad de bajada me cruzo por fin con Héctor, Lucy y Fer, que han decidido seguir. Bien! Animo chicos! No os queda nada! Decido esperarles sentado, en un hueco protegido del viento, hasta que bajen de la cima. Aprovecho para hacer alguna foto más y mandar un mensaje.

Al rato ya bajan los tres. Acompañados de la ventolera... Menudo numerito volviendo, con el viento de cara, ayudándonos de los bastones para avanzar remando (y cuesta abajo!). A ratos con la cabeza gacha, oyendo como pegan todas la bolitas de nieve en el casco (en vez de en la cara). Quién tuviera unas gafas de ventisca como Héctor.

De vuelta, en vez de regresar por el fondo de la Coma de San Adrian, que exigiría remar. Dibujamos un flanqueo alto por la derecha (ladera orientada al oeste) en suave descenso, perdiendo la mínima altura, para no tener que remar por el fondo del valle.

Llegando al tercio final, vemos desprenderse un alud justo delante de nuestras narices. Nos pasa justo por delante como el que ve pasar un autobús de esos de fuelle, largos, a toda pastilla, al lado de la acera. Andaaaa... Mira tú... Di que era pequeño, pero bueno, ahí está. Era una zona abrigada del viento, donde el calor del sol de tarde había provocado ese pequeño alud. (va foto adjunta).

Tras ver el alud que había barrido justo por donde íbamos a flanquear, nos preguntamos ¿Bajamos al fondo de la Coma para el tercio final? Bah, oye, una rápida diagonal en suave descenso, rápidos, rápidos y ya está.
Bueeeno...
Tras llegar abajo del todo, para salir de la Coma quitamos esquís y remontamos a pie 50 metros. Desde allí, vuelta a poner esquís y a disfrutar por bosque abierto primero, luego por bosque cerrado y luego ya, tan cerrado que tenemos que hacer un tramo a pie. Este año somos ya unos expertos de bosques encantados, eh?. Si es que hay tanta nieve hasta tan abajo que esto parece Noruega...

La pista final, con esquís, dejándonos llevar suavemente por la huella, nos deslizamos como tranvías hasta el cruce del río antes de La Muria. Desde allí, el sol se ha llevado la nieve. Así que, esquís a la espalda y a andar unos km al cochecito leré. Son casi las 5 de la tarde, es marzo, el día alarga, el sol nos da en la cara, la tarde es primaveral. Sonrisas en nuestras casas tras más de 7 horas y media de actividad. Felicidad, qué bonito nombre tienes...
Jorge





































5 comentarios:

  1. Bien Jorge ,encontrastes una buena ruta el sabado ,en el turbon y vencistes al mas fuerte, el viento,yo mucho viento tambien en el pico cerler,saludos Gabriel.

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  2. Cuando se va por la Coma de San Adrian con mucha nieve yo siempre había leído que había que "apartarse" de las laderas del Turbonet pues, objetivamente, era uno de los (casi) únicos peligros de esa ruta debido a que casi siempre cae algún alud por esa ladera...

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  3. Pues esas placas que se ven en las fotos desde luego no era lo mas seguro atravesarlas. Ayer a nosotros se nos desprendio una bastante grande subiendo por las Vilas, arrastrando a unos cuantos, aunque todos lograron salir. Obviamente nos dimos la vuelta ante todas las que vimos que quedaban por cruzar hasta la cima del Turbon.

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  4. Es lo que digo.

    Si hay nivel de aludes 4 a partir de 1.300 m. además del mogollón de viento que dieron para el sábado (y que lo hizo), por lo menos hay que ir bien informado de la ruta para "alejarse" del sitio donde más aludes caen en esta ruta: las laderas del Turbonet hacia la Coma de San Adrian, justo por donde os cayó ese alud delante mismo.
    Que aunque parezca pequeño, si pilla a uno igual este se despide de todo...

    Además de esas placas de nieve nueva sobre vieja que se ven en las fotos, aunque en pendientes que parecen poco problemáticas por poca inclinación, aunque nunca se sabe, que hasta que la nieve no se asienta un poco...

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  5. Respondiendo a Mariano,

    los vientos que acompañaron a las nevadas del miércoles y jueves fuero del W primero, luego dle NW y por fin del N. Las placas de viento se forman en las laderas contrarias, es decir, a sotavento. En este caso, en laderas E, SE y S respectivamente.
    Nuestro pequeño alud de ladera W fue debido a la humidificación de la nieve con el sol de tarde en una ladera protegida del viento.
    las verdaderas placas peligrosas estaban en las laderas E, SE y S. De hecho, al día siguiente, un grupo de Peña Guara rompió una enorme placa estando ellos todavía muy abajo, donde apenas había pendiente, mientras subían por la vertiente SE desde las Vilas del Turbón. Fue una placa enorme que por suerte se desplazó muy lentamente durante 2 minutos de reloj, sin parar, en una inclinación muy suave. Fue sólo un susto. Todo el grupo se dio la vuelta.
    Las W, NW y N no eran las más peligrosas, aunque cayera ese pequeño alud.
    En fin, es sólo mi opinión.
    Jorge G-Dihinx

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