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lunes, 7 de agosto de 2023

¿QUÉ ES UN EDEMA ÓSEO? (Parte1) ¿SE PERDERÁ KILIAN JORNET EL UTMB 2023? Todo lo que debes saber sobre las Lesiones Óseas por Estrés si eres corredor

 

Kilian Jornet tras ganar su 4º UTMB este año pasado 2022 rompiendo el récord del recorrido y bajando de las 20 horas, una barrera mítica que nadie antes había logrado. Su participación este próximo 1 de septiembre queda comprometida tras descubrir que el dolor que sentía hacía semanas en el glúteo se debe a un edema óseo en su cadera (Lesión Ósea por Estrés)


¿QUÉ ES UN EDEMA ÓSEO?  (Parte 1)

¿SE PERDERÁ KILIAN JORNET EL UTMB 2023?

Todo lo que debes saber sobre las Lesiones Óseas por Estrés si eres corredor

Tiempo de lectura 15-20 min

Hace unos días saltaron las alarmas al publicarse esta imagen de Kilian Jornet montado en la bici, empezando su recuperación de un edema óseo de la cadera.

Unas semanas antes arrastraba un dolor en el glúteo que asoció a una sobrecarga muscular o una tendinitis. Pero al no desaparecer el dolor en reposo y persistir más días de lo habitual, buscó otros diagnósticos, encontrando en una Resonancia Magnética un hallazgo bastante frecuente en corredores de larga distancia: un edema óseo de la cadera.

Comentaba en sus redes: "Tras volver del Himalaya probablemente retomé demasiado rápido el hacer grandes volúmenes de entrenamiento semanas después de la expedición al Himalaya, donde siempre venimos un poco más débiles" (comentaremos después el factor de incrementar el volumen de entreno a una velocidad superior a la que el hueso puede tolerar para adaptarse).

De entrada el corredor ya ha comentado que no podrá intentar su 10º victoria en la carrera Sierre-Zinnal de este próximo 12 de agosto.

Queda por ver qué pasará con la 20º edición del Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB) este próximo 1 de septiembre. Aunque después de leer estas líneas, si realmente tiene un edema óseo de cadera, la recuperación a base de días sin impacto (sin correr) quizás no sería de semanas, sino de meses. Veremos...



Conceptos: Edema Óseo/Lesión Ósea por Estrés/Fractura de Estrés

El edema óeso o Lesión Ósea por Estress (BSI: Bone Stress Injury) es una lesión que ocurre en corredores de larga distancia por impacto repetitivo, cuando el hueso es incapaz de soportar la repetición de un gran volumen de carga mecánica, resultando en fatiga estructural y que se manifiesta principalmente como dolor.

Cualquier corredor de larga distancia (asfalto o montaña) con un dolor alrededor de la ingle o de la inserccion del psoas o en el glúteo o en el sacro o un dolor óseo en la pierna (tibia) o en los huesos del pie (metatarsos, escafoide tarsal, calcáneo) , etc que se alargue en el tiempo y que persista en reposo, debe de pensar en la posibilidad de haber desarrollado un edema óseo. Y debe de hacerlo antes de que progrese a una verdadera fractura de estrés si seguimos entrenando a base de anti-inflamatorios, Indibia y otros remedios, sin haber acertado con el diagnóstico.

Las lesiones por estrés son una patología que tiene varios grados de gravedad, iniciándose con edema del hueso y continuando hasta llegar a una verdadera fractura por estress, en el caso más avanzado. Es un espectro continuo, desde el edema incipiente hasta la fractura final.



¿Por qué ocurre un Edema Óseo o Lesión Ósea por Estrés?

En corredores que aumentan de forma demasiado rápida su carga y volumen de entrenamiento, sin permitir una adaptación de sus huesos a la nueva carga superior, se produce un desequilibrio entre los microdaños causados por la carga (impacto) y la regeneración del hueso tras cada entreno.

Fisiología ósea: el remodelamiento continuo del hueso

En todo hueso vivo, se da continuamente un remodelamiento del mismo en el que juegan los osteoclastos (reabsorción del hueso) y los osteoblastos (formación de nuevo hueso) y ese remodelamiento se acentúa en deportes de impacto como el correr (por asfalto o por montaña). Cada impacto produce microfracturas que van deformando microscópicamente el hueso.

Pero existe un límite para formación de nuevo hueso y debe de haber un equilibrio entre el número de ciclos de estrés óseo (entrenos con impacto), la magnitud de la deformación y la velocidad en la que se da dicha deformación.

Una vez pasamos el límite (un factor muy personal) de deformación, los daños superarán a la remodelación. En condiciones normales, ese microdaño es un fenómeno natural y útil, pues no sólo disipa la energía que crearía una fractura, sino que estimula la nueva remodelación ósea.

Los diferentes procesos de daño, reabsorción y formación de nuevo hueso, un equilibrio en condiciones de carga normal


Cuando rompemos la homeostasis, el equilibrio

El esqueleto vive en en una homeostasis, un equilibrio entre los microtraumatismos, la remodelación y la creación de nuevo hueso. El aumento progresivo en los entrenos permite que el hueso se vaya adaptando a nuevas cargas para mejorar su límite de daño/remodelación. Pero si aumentamos el volumen entreno de forma más rápida de lo que el hueso soporta, éste no puede adaptarse a dicho nuevo volumen, llegando al desequilibrio que no deseamos.

Si mantenemos volúmenes altos de entreno, con poco descanso entre ellos y a eso unimos una predisponibilidad individual o una reducción en la ingesta calórica (RED-S) o una asimetría en la pisada (dismetría de longitud de una pierna a otra) que aumente el impacto en un hueso de forma desproporcional, podemos romper ese equilibrio y empezar a destruir más hueso del que podemos reconstruir, iniciando un edema óseo que empezará a dolernos y que puede terminar en una verdadera fractura de estrés.


¿Con qué frecuencia ocurren las fracturas de estrés o los edemas óeos en corredores?

La Lesión Ósea por Estrés (BSI: Bone Stress Injury) que va desde el edema óseo hasta la fractura en el extremo peor es una lesión más frecuente de lo que pensamos y se da principalmente en corredores, al tratarse de un deporte de continuo impacto, donde hay una carga mecánica continua repetitiva sobre el esqueleto. No lo veremos en ciclistas, nadadores, etc.

Según las estadísticas, entre 1/3 y 2/3 de los corredores élite de montaña y corredores élite de larga distancia de asfalto han sufrido o sufrirán una lesión ósea por estrés en su carrera deportiva (estudio, estudio).

La incidencia de una Lesión Ósea por Estrés por año en corredores élite de montaña y de atletismo de larga distancia se estima entre el 4,9% y el 21,1% (estudio, estudio).

Es especialmente preocupante la alta tasa de recurrencia de una Lesión Ósea por Estrés en corredores que ya tuvieron una. Se ha visto que la mitad de los atletas de atletismo la han sufrido más de una vez y que de un 10.3% a un 12.6% de los corredores de montaña o de atletismo que habían tenido una Lesión Ósea por Estrés tuvieron una nueva lesión tras ser seguidos durante 1 a 2 años.

La mitad de las Lesiones Ósea por Estrés en corredores se da en la diáfisis de la tibia, siendo el resto en el fémur, el peroné, el calcáneo y los metatarsos (escafoides del pie). Pero también hay lesiones en la columna lumbar y sacro que no debemos despreciar.

Muchos corredores de élite han comentado en entrevistas edemas óseos tras aumento de volumen de carga durante una temporada. Le pasó a Pau Capell tras el intento al "Breaking 20" en el UTMB el año del covid (2020) en el que no se celebró la prueba y en el que itentó en solitario batir la marca de las 20 horas.

Otros corredores de montaña como Raúl Macarro (actual mejor tiempo de la Senda de Camille) también han padecido edema de sacro en más de una ocasión.

La corredora Sara Alonso tuvo un edema Óseo de las rams del pubis el año pasado y lleva medio año alejada de las carreras por montaña. Tanto su caso como el de Mimmi Kotka los comentaremos en el apartado de los factores predisponentes a una lesión ósea por estrés, al juntarse aquí un exceso de volumen/carga unido a quizás un RED-S (Relative Energy Déficit in Sport), una deficiencia relativa de energía ingerida en la alimentación en relación con el gasto calórico de estas dos atletas.



¿Cuáles son los factores de riesgo para sufrir una Lesión Ósea por Estrés (edema óseo/fractura por extrés)?

Una Lesión Ósea por Estrés (edema óseo) ocurre principalmente cuando el impacto o carga mecánica repetitiva en un hueso concreto se eleva por encima del límite de formación ósea contra los microdaños.

Este límite o umbral lo podemos mejorar si vamos incrementando la carga de entreno de forma progresiva y lenta (máximo un 10% incremento semanal), pero que podemos desbordar si nuestro aumento de volumen es demasiado rápido (como puede haber sido el caso de Kilian Jornet) o si el volumen total de entreno sobrepasa el límite del hueso para repararse entre entrenos.


Factores mecánicos que modifican la carga soportada sobre el hueso

Los distintos factores que se suman al estrés sobre el hueso incluyen: el volumen de la carga, la frecuencia de la carga (entrenamiento diario, cada varios días, doble sesión diaria, etc), la duración del entreno, la intensidad y la localización en el hueso del impacto.

Una carga asimétrica por mala técnica de carrera o por dismetría en las extremidades puede hacer que una pierna soporte mucha más carga que la contralateral si la pisada es asimétrica.

En mi caso personal, tengo una diferencia de más de 1 cm de longitud entre mi pierna izquierda (más larga) y la derecha (más corta). De modo que, para compensar, mi pelvis y mi columna se han ido adaptando a base de años y mi pierna izquierda realiza una curvatura con un genuvaro marcado (en paréntesis hacia afuera). Esto hace que si yo estuviera corriendo largas horas en una superficie uniforme como el asfalto, terminaría por sobrecargar mi cóndilo femoral interno, donde caería el doble de fuerza que sobre el cóndilo externo, liberado de carga. Supongo que el correr por montaña sobre un terreno irregular atenúa esa diferencia.

La dismetría de mis piernas fuerza una pierna izquierda en genu-varo, con más comba de lo normal, cargando habitualmente más impacto en la zona interna de mi rodilla (cóndilo femoral interno) de modo que un impacto repetitivo en aslfato en larga distancia podría pasarme factura. En montaña, el terreno irregular atenúa esta diferncia de piernas, supongo.



Factores relacionados con el entrenamiento: Volumen y Frecuencia

El principal factor de riesgo para desarrollar una Lesión Ósea por estrés es un alto volumen de entrenamiento y especialmente un aumento en el volumen de entrenamiento demasiado rápido para que el hueso pueda adaptarse a esa nueva carga.

Dicen que no deberíamos aumentar el volumen de entrenamiento más del 10% por semana, para permitir adaptaciones en los huesos y que podamos ir mejorando progresivamente su "límite" de remodelamiento (equilibrio entre destrucción y formación de nuevo hueso).

El aumento del volumen puede ser tanto por el incremento en las horas de correr en cada salida (aumento de km y de desnivel) como por el aumento de la frecuencia en cada semana.

En la foto de la derecha: Primeros síntomas de un edema óseo o lesión ósea por estrés en la tibia. Dolor durante el deporte y dolor a la palpación del hueso.


Factores musculares

Se cree que la masa muscular es protectora más que causante. Durante la carga de impacto, se cree que el músculo actúa como atenuador del golpe, reduciendo así la carga conforme ésta es transmitida a lo largo de la cadena cinética del sistema locomotor. Cuando los músculos se van fatigando, se debilitan y se vuelven disfuncionales, reduciendo su habilidad para atenurar la carga de cada impacto. Por ello, el entrenamiento de fuerza (gimnasio, pesas) se estima que es beneficioso, al aumentar la masa y fuerza muscular que nos protegerá en los entrenos corriendo.



Cambios en la superficie de correr
Las superficies más duras (asfalto) se cree que incrementan la carga del impacto respecto a las superficies más blandas (hierba, tierra). Un cambio en la superficie de entrenamiento asociado a un aumento del volumen de entrenamiento pueden sumarse para favorecer la aparición de un edema óseo.

Por ejemplo, cuando alarga el día en primavera, cambiar de correr en cinta en casa (en invierno) a correr en asfalto supone un cambio en la carga. La mecánica de correr en una cinta rodante (Tredmill) es muy distinta a la de correr en exterior. En exterior, el ciclo completo de cada pisada se divide en 3 fases: 1. Apoyo, 2. Propulsión, 3. Recogida.

Sin embargo, en la cinta rodante básicamente hay 1. Apoyo y 2. Recogida, pues al estar "en movimiento la cinta", apenas realizamos propulsión. Cierto es que el apoyo conlleva el mayor porcentaje de la carga al aterrizar, pero al evitar la fase de "propulsión", estamos realizando una carga menor o de menor impacto en la cinta rodante que en el asfalto tradicional.

Correr en bajada, es decir, los clásicos descensos de correr por montaña, por sendas o por pistas, aumentan la intensidad de la carga respecto a correr en llano. Correr en subida o andar en subida apenas realiza carga sobre el esqueleto en comparación con bajar. Corredores de montaña que están recuperándose de una lesión ósea por estrés pueden empezar subiendo montañas y bajando en coche o en teleférico y dejar las bajadas para retomarlas una vez estén curados de la lesión.



Correr con zapatillas con placa de fibra de carbono, también se ha visto que pueden incrementar el riesgo de Lesión Ósea por Estrés en los huesos del pie (escafoides tarsiano, calcáneo) (estudio). Las placas de fibra de carbono producen una alteración de la mecánica del pie y el tobillo. Mejoran la economía de la carrera al transmitir mejor la cinética de la zancada pues hay una menor disipación de la energía. Esto proporciona más velocidad al corredor al no perder "momentum" en la amortiguación, pero también aumenta el estrés sobre los huesos del pie.
De modo que deberíamos empezar a utilizarlas de forma progresiva, inicialmente en entrenamientos cortos, para que los huesos del pie (especialmente el navicular o escafoides tarsiano) pueda realizar un remodelamiento progresivo y se vaya adaptando a la nueva biomecánica. El consejo sería utilizarlas en entrenos cortos, alternando con entrenos con las zapatillas clásicas y luego poder utilizar las de suela de carbono en carrera, donde nos interesará su mejor rendimiento.



Factores que influencian la habilidad del hueso para resistir la carga de impacto sin acumular daños

La activivad física en la edad escolar previa a la pubertad protege de las lesiones óseas por estrés

Se he visto que los atletas que de niños/adolescentes, en su época escolar, han participado en deportes multidireccionarles (fútbol, voleyball, baloncesto, etc) han ido desarrollando unos huesos con mayor resistencia y más alto límite de remodelamiento (detrucción/formación) que los que han empezado a correr de adultos sin haberlo hecho en la adolescencia. Es especialmente el deporte practicado antes de la pubertad, entre los 8 y los 13 o 14 años, el que mejor preparará el hueso en crecimiento a las cargas que luego podrá recibir de adulto.

El esqueleto responde a las cargas en la infancia y se adapta a la carga mecánica en lugares específicos para aumentar su rigidez en la dirección de la carga. Lo hace principalmente en esos años de crecimiento mediante el depósito de pequeñas cantidades de nuevo hueso en la superficie externa periosteal y a distancia de los ejes de curvatura. Si quieres que tu hijo termine siendo un ultra runner, es mejor que haga distintos deportes de equipo, variados, en su infancia, en lugar de centarle sólo en correr desde los primeros años como disciplina única, donde hay menos fuerzas multidireccionales que en deportes de pelota como los mencionados.



Disponibilidad de Energía y RED-S (Relative Energy Deficit in Sport): Alimentación "suficiente" para las calorías gastadas en los largos entrenos

Las lesiones óseas por estrés se dan con mayor frecuencia en deportistas femeninas (estudio). Esta mayor incidencia en mujeres se debe a la interrelación entre la disponibilidad de energía (alimentación), la función menstrual y la masa ósea. Se conoce como la Triada del atleta (amenorrea, osteopenia y deficiencia energética).

En factor principal es la Relativa falta de Energía disponible frente a la alta demanda de gasto calórico con el ejercicio.


RED-S: Relative Energy Deficiency in Sports (Deficiencia Relativa de Energía en el Deporte)

Esta falta relativa de ingesta calórica se debe en muchas corredoras jóvenes a Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en los que la corredora, deliberadamente, ingiere menos nutrientes de los necesarios con el fin de "pesar menos" y así ser más rápida en las carreras, reduciendo principalmente la ingesta de carbohidratos.

Desgraciadamente esa conducta alimentaria restrictiva les lleva a una pérdida de densidad mineral ósea en un momento crítico de su vida para el esqueleto.

Hay que recordar que el pico de masa ósea se alcanza entre los 18 y los 20 años y que reducciones en la masa ósea en la adolescencia pueden hacer pagar un precio muy alto para la calidad de sus huesos el resto de su vida, pues una vez pasados esos años jóvenes, ya será difícil mejorar nuestra masa ósea. Es un momento crítico en el sistema esquelético de nuestros huesos para garantizarnos una buena masa ósea de partida antes de la pérdida de masa ósea lenta que tendremos en la edad adulta.

En la foto de la derecha, la corredora Sara Alonso, entrando en meta en Zegama en 2022. Sufre desde el año pasado una fractura de estrés en el pubis que fue precedida de varios años de amenorrea.




La corredora de montaña o "montraitleta" como ella se define, Yaiza Miñana, publicó hace 2 años en sus redes un documental muy interesante y revelador titulado "Fuck de Weight" mostrando los trastornos de la conducta alimentaria en corredoras femeninas. También tenéis aquí el podcast de una entrevista relizada a Yaiza sobre este tema.

Actualmente es estudiante de 3º año de Nutrición. Es una futura dietista/nutricionista muy concienciada con el problema de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en jóvenes deportistas y ha dado numerosas charlas en colegios a jóvenes para informarles de los peligros de reducir la ingesta en deportistas.



Insuficiente ingesta calórica y debilidad ósea

Los cambios menstruales (amenorrea hipotalámica) y los cambios en los huesos asociados con una reducida disponibilidad energética (insuficiente ingesta de nutrientes) reducen la habilidad del hueso para resistir la carga y debilitan su habilidad para reparar los microdaños de los impactos de cada entrenamiento.

El resultado en un aumento del riesgo de Lesión Ósea por Estrés, particularmente en mujeres corredoras élites de larga distancia, donde el equilibrio entre energía consumida (alta) y energía ingerida (baja relativa al gasto calórico) se compromete y donde empiezan las disfunciones menstruales. Una amenorrea prolongada (ausencia de regla) debería ser una señal de alarma en cualquier corredora de larga distancia para advertir del desequilibrio entre ingesta inadecuada y excesivo gasto calórico tras esos largos entrenos.

A veces una mujer deportista puede desarrollar un RED-S de forma no voluntaria, mientras cree que come lo normal, sin reducir de forma deliberada su ingesta. Esto es lo que le ocurrió a la atleta sueca Mimmi Kotka (foto derecha).

Aumentó su volumen de entrenos para carreras de ultra distancia en montaña sin percartarse que debía aumentar su ingesta calórica para cubrir la alta demanda energética de sus entrenamientos. En una entrevista concedida a I RUN FAR tras el UTMB del 2021, comentaba la corredora que no se dio cuenta de todo el gasto energético que suponían sus largos entrenos y que debería de haber aumentado mucho su ingesta calórica de forma acorde. Desarrolló un RED-S sin reducir su ingesta de forma deliberada.



Calcio y Vitamina D

El calcio se combina con el fósforo para formar los cristales de hidroxiapatita para dotar al hueso de rigidez. La vitamina D promueve la absorción de calcio en el intestino y en el riñón.

Varios estudios proveen evidencia de la relación entre la falta de calcio y vitamina D y el mayor riesgo de Lesión Ósea por Estrés. En este estudio vieron que las mujeres que consumínan menos de 800 g de calcio al día tenían casi 6 veces más incidencia de Lesión Ósea por Estrés que las que consumían más de 1.500 mg diarios.

En internet existen diversas calculadoras de ingesta diaria de calcio, para saber si estamos tomando el calcio suficiente o debemos suplementarnos.


Lamayoría de la población española no llega los niveles óptimos estimados de Vitamina D de 30 ng/ml. Esto se debe principalmente a estar en interiores y a ese miedo al sol que nos han transmitido.

En este estudio realizado en soldados jóvenes finlandeses vieron que aquello con unos niveles de 25-Hidroxi-Vitamina D inferiores a 30 ng/ml tenían una mayor incidencia de Lesión Ósea por Estrés. 

En nuestra latitud (por encima de 35º norte de Cádiz para arriba) no generamos
vitamina D en otoño e invierno, pues los rayos del sol son demasiado oblícuos y no permiten pasar los UVA-B que son los que generan vitamina D, además de ser los que nos generan moreno protector y los que hace que nos quememos la piel si permanecemos demasiado tiempo expuestos a sol alto sin protección.
Es decir, en otoño e invierno deberemos suplementarnos, con entre 1.000 y 4.000 UI diarias, según nuestro nivel de vitamina D en sangre. Hay personas que necesitarán 4.000 UI diarias para alcanzar los 30 ng/ml y otras a las que les bastarán 1.000 UI diarias. Conozco personas quse necesitan 4.000 UI diarias para llegar a los 30 ng/ml y otras que sin apenas suplementarse tienen niveles óptimos.

Por eso, al ser algo tan indivdual, lo primero es hacernos un análisis de sangre para ver nuetros niveles de 25-hidroxi-vitamina D y a partir de ahí, ver cuánto debemos suplementarnos.

En primavera y verano, cuando el sol es alto y nuestra sombra no es más larga que nosotros (de 11 a 4 PM) , la exposición solar genera vitamina D en nuestra piel y esta la será la mejor y más fisiológica fuente de vitamina D. Podemos obtener vitamina D de pescados grasos (salmón, sardinas) y de quesos, setas expuestas al sol, etc. Pero la dieta no supone más de un 10-20% de la fuente de vitamina D

No hace falta mucho tiempo de exposición al sol alto, pero sí que tengamos la mayor superficie posible de piel expuesta. Basta salir a dar un paseo al campo y quitarnos la camiseta 15 minutos (o tumbarnos en la playa vuelta y vuelta 15 min de cada lado) para generar 10.000 UI. Luego nos protegeremos con ropa o con crema, para no quemarnos. Pero si nos ponemos crema del sol antes de salir de casa no generaremos apenas nada de vitamina D.

Y si caminamos con la calle con ropa, sólo exponiendo cara, antebrazos y manos, apenas ofreceremos superficie para genera vitamina D. Bastan pocos minutos de exposición con amplias zonas de piel expuestas, para generar vitamina D suficiente y bastaría hacerlo 3 veces por semana.

En mi caso, me expongo sin camiseta en el campo ya desde febrero/marzo, en periodos de 20 min, de modo que mi piel va cobrando un moreno protector que me permitirá luego estar 20-30 min sin protección en pleno verano. Habitualmente las personas no se exponen durante el año hasta que van a la playa o la piscina en verano. Con esa piel blanca, sin haber ganado la protección natural de un moreno progresivo adquirido en primavera, son fáciles las quemaduras y de ahí el miedo al sol. Nunca hay que quemarse. Las quemaduras en la infancia y juventud sí que se asocian a mayor riesgo de melanoma. Pero la exposición gradual nos protege de él. Además de asociar una menor incidencia del resto de cánceres.

Siempre deberemos proteger la cara (con crema o con un gorro de ala ancha) pues la cara es la parte del cuerpo que más radiación UVA acumula durante toda nuestra vida y ofrece poca superficie para generar vitamina D respecto al torso o espalda. Acumula mucho foto-envejecimiento, al igual que las manos. Son las dos zonas de nuestro cuerpo que más horas de exposición al sol reciben durante la vida. Pero no veremos melanoma en manos o cara (sino carcinomas basocelulares o espinocelulares, extirpables con bisturí). De hecho, la exposición crónica y progresiva (sin quemarse) al sol, protege del melanoma y los niveles altos de vitamina D mejoran su supervivencia.

Habitualmente (como en la foto de la derecha) la gente expone sólo cara y manos cuando pasea por la calle cuando lo que deberíamos todos es poder quitarnos la camiseta 10-20 min (según seamos más blancos o más latinos, respectivamente) mientras paseamos con la cara protegida con un gorro. Pero salvo que tengas una terraza o jardín privado o vivas en el campo, pasear por la ciudad sin camiseta no está permitido, desafortunadamente.

Los beneficios de unos niveles óptimos de Vitamina D, incluso superiores a 40 ng/ml, van más allá el alcance de esta entrada. Dejo aquí enlaces a anteriores entradas en el blog sobre el sol y la vitamina D:




¿Cómo diagnosticamos una Lesión Ósea por estrés o edema óseo?:

Clínica sugestiva de dolor + técnica de imagen: Resonancia Magnética Nuclear


Características del dolor por edema óseo o Lesión Ósea por estrés:

- El síntoma clínico principal es el dolor. Un inicio progresivo de dolor relacionado con la actividad deportiva (correr) y que pasado el tiempo no se resuelve y termina doliendo incluso en reposo.

- Siempre que tengamos un dolor persistente en relación con la actividad de correr y que nos afecte al pie, la pierna, las lumbares, el pubis o un dolor persistente en la insercción del psoas o en la ingle o en el glúteo (originados estos últimos en la cadera) o en la zona lumbar (sacro) deberemos pensar en el tejido óseo como el origen de este dolor, para iniciar un diagnóstico precoz y que el edema óseo no progrese hasta una fractura por estrés.

- Es un dolor que no mejora al "calentar" el cuerpo con la actividad. A diferencia de las tendinitis, el dolor óseo tiende a aumentar gradualmente a lo largo de la carrera, mientras que el dolor las tendinitis generalmente disminuye una vez que se calienta el músculo.

En las fases inciales del edema óseo, el dolor cede al parar la actividad, desapareciendo en reposo. Esta "benignidad" inicial hace que pueda ser ignorado en las fases iniciales y se retrase la asistencia sanitaria.

- En los casos más avanzados, el dolor persistirá en reposo e incluso por las noches.

- Presencia de un bulto o callo óseo palpable y/o hinchazón visible: El callo óseo puede estar presente después de que la Lesión Ósea por Estrés haya estado presente durante varias semanas. La formación de callos es parte del proceso de curación del hueso, como una cicatriz.

- Es un dolor que provoca cojera o incapacidad para correr. El dolor óseo inicialmente puede ser lo suficientemente sutil como para que correr sea tolerable sin alteraciones en la marcha, pero generalmente aumentará en severidad hasta el punto en que correr sea intolerable.

- En los huesos accesibles como la tibia y los del pie, la palpación directa sobre el hueso ofrecerá pistas del origen del dolor. Duele al palpar en huesos superficiales. En otras zonas más profundas como la cadera o el sacro, no podremos palpar el hueso para ver si nos duele, pero notaremos cómo al saltar sobre una pierna tenemos dificultad y/o dolor en la pierna afecta, sugestivo de un edema óseo en la cadera.


Localizaciones clásicas de lesiones óesas por estrés (dónde palpar):

- Zona postero-interna de la tibia (foto de arriba)

- Peroné

- Hueso navicular o escafoides tarsiano. Lesión de alto riesgo debido al suministro deficiente de sangre y posible falta de unión (foto de la dcha)

- 2º metatarso del pie

- Calcáneo (talón)

- Quinto metatarsiano. También de alto riesgo debido a un riego sanguíneo deficiente y posible falta de unión

- Diáfisis femoral (en el centro del muslo)

- Zona anterior de la tibia anterior. De alto riesgo debido a la vulnerabilidad a la fractura total y complicaciones asociadas si llegara a fractura al ser una zona de tensión en lugar de compresión como sería la parte posteror-interna de la tibia (BSI de bajo riesgo).

- Sacro o columna vertebral. No es de alto riesgo, pero deber de sospecharse RED-S o Relativa Deficiencia Energética por insuficiente alimentación (deliberada tipo TCA o bien sin ser deliberarada, por exceso gasto calórico relativo a la ingesta del atleta).

- Dolor en la ingle, en el glúteo o en la inserción del psoas (músculo que flexiona la cadera): Las lesiones de cadera (cuello de fémur) no se pueden palpar al ser zonas profundas. Pero un dolor persistente en dichas zonas requerirá llegar a un diagnóstico. Son localizaciones que se consideran en general de Alto Riesgo, por el riesgo de fractura del cuello de fémur.


Siempre que sospechemos la posibilidad de una Lesión Ósea por Estrés (BSI), se recomienda evitar por completo la actividad dolorosa hasta que el hueso se haya curado por completo, ya que no se curará si continúa con la carga. Esto es diferente de las tendinitis, donde a menudo se permite cierta molestia o dolor durante los entrenos, ya que los tendones responden bien a la carga en comparación con el reposo completo.


Ante la sospecha de padecer una Lesión Ósea por Estrés, deberemos consultar con un sanitario especializado en lesiones deportivas (traumatólogo, etc) que tras realizar una historia clínica sobre el comienzo y síntomas de la lesión y hacer una exploración física, establecerá las pruebas complementarias para llegar al diagnóstico.


El diagnóstico definitivo y la clasificaciónde de la gravedad se realiza con una RESONANCIA NUCLEAR MAGNÉTICA (RM), la técnica diagnóstica de imagen de elección.

En una radiografía convencional no veremos el edema óseo y sólo dará pistas en caso de llegar a una verdadera fractura por estrés, el estadío final y más grave de la lesión ósesa por estrés.


Diferentes imágenes de Lesiones Óseas por Estrés en RM.

De izquierda a derecha:

1. Fractura por estrés en cuello de fémur: Alto Riesgo y grave al haber llegado al grado máximo (4b) de fractura real

2. Hueso navicular o escafoides tarsiano: Alto Riesgo por la mala vascularización de dicho hueso y posibilidad de no unión

3. Diáficis tibial, lesión de bajo riesgo inicial

4. Rama pubis: Frecuente en chicas corredoras con RED-S (Relativa Deficiencia Energética)


FIN DE LA PARTE 1


Hasta aquí la Parte 1 sobre las Lesiones Óseas por Estrés.


En la Parte 2 tocaremos los siguientes temas:

- Clasificación de la gravedad de las diferentes Lesiones Óseas por Estrés según su localización

- Clasificación según su grado de lesión en la Resonancia Magnética y tiempo estimado de recuperación

- Manejo o tratamiento de la lesión: Manejo inicial, cese de la actividad de impacto, actividades para mejorar la resistancia ósea del corredor, actividades sin impacto para mantener la forma física del corredor y tiempo necesario para volver a la actividad deportiva normal, con programa de carga progresiva de andar/correr


Podéis acceder a la Parte 2, pinchando aquí


Jorge García-Dihinx Villanova
Pediatra Hospital San Jorge de Huesca


3 comentarios:

  1. gracias por un relato completo!

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  2. Muchas Gracias Jorge, muy interesante y completa tu exposición, un abrazo!

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    1. Me alegro de que te haya parecido interesante esta 1ª parte. La 2ª parte completa bien este tema tan desconocido para muchos corredores.

      Un saludo!

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