sábado, 22 de octubre de 2011

EL VIAJE A DUNCHE, 9 horas en bus desde Kathmandu, 29 sept

Aglomeraciones en el lugar se salida de los autobuses. Nadie te dice cuál es tu autobus. Este salía antes que el nuestro. Todos los buses tienen escalera lateral y posterior para subir y bajar del techo del bus, lugar igual de concurrido que el interior


EL VIAJE A DUNCHE, 9 horas en bus desde Kathmandu

Blanca de las nieves y Jorge García-Dihinx

29 septiembre 2011
Para empezar el trekking del Langtang, debemos ir primero a Dunche, a unos 115 km de Kathmandu, en un viaje en bus que nos costaría más de 9 horas.
No sabíamos lo que nos iba a deparar ese billete de bus, imprimido sobre un papel rosa y comprado el día anterior.

En teoría el bus salía a las 8:30 AM, pero el de la taquilla me dijo de estar allí a las 8. Por lo visto, en el billete, pudimos ir averiguando cosillas que tenía escritas. En donde pone "Arrival time" no es la hora de llegada al destino sino la hora de llegada del pasajero al punto de salida.

También pone un número de 4 cifras que, preguntando a la gente, averiguamos que era el nº del autobús, que está pintado en la parte de atrás.
Así que por fin, entre tanto bus que llega y se va y el alboroto de la gente que sube y baja, por fin veo un bus con nuestro número en la parte trasera. Son las 7:55 AM y, como ya se está llenando, Blanca y yo subimos pronto, para poder coger sitio.
Al poco, nos echan de nuestros asientos pues, para nuestra incredulidad, los asientos estaban numerados! Los nuestros eran el 12 y 13 de la fila B (izda), los dos últimos, donde las piernas ni cabían...
En eso arranca el autobús y nos vamos. Pero si aún son las 8 y 10! No salía  a las 8:30??
Menos mal que habíamos llegado con margen de tiempo, que si no...
Pues ala, empieza el espectáculo.

Dentro del bus cada uno viaja como puede, unos sentados apretujados entre los asientos. Otros, los que cogieron el billete más tarde que nosotros (que cogimos los últimos dos asientos) viajan de pie en el pasillo o sentados sobre algún saco, entre las gallinas.

El bus realiza una parada a las 3 horas en mitad de la selva, para estirar las piernas e ir al baño. Aprovecho la parada para subirme en el techo, donde aguantaré sólo hasta que vuelva a parar. La rejilla del tello hace que te claves las barras en cada bache, teniendo que agarrarse uno como en los rodeos americanos, para no sufrir en las posaderas con el vaivén.

Vuelvo al bus, pero claro, ya no tengo sitio. Así que me quedo en el pasillo, sentado sobre un gran bidón blanco en el centro.
De repente llegamos a un tramo cortado por las lluvias. Por ahí el bus no va a pasar. Todos los pasajeros se bajan y echan a andar. Nosotros hacemos lo mismo. Justo en ese momento se pone a llover. Sacamos el paraguas y los cubre-mochilas.
Tras cruzar al otro lado de los deslizamientos de tierra vemos que todo el mundo se ha metido en un camión!
¿Nos llevará el camión a nuestro destino?

Pasa el tiempo y el camión ni se mueve. Sale el sol y la gente sale del camión. Por lo visto era un lugar de cobijo hasta que llegue, del otro lado, el bus que realiza el tramo final a Dunche.
Como no llega y vemos que algún trekker con guía nepalí echa a andar, decidimos Blanca, yo y algunos trekkeres franceses, empezar a andar por la carretera.

Al final de la tarde vuelve a ponerse a llover y a base de bien. Nos refugiamos en el porche de una casa que vemos a la orilla de la carretera. Del interior de la casa sale un niño con una camiseta de tirantes. Sería la última foto que haría esa tarde.

Al poco, ya anocheciendo, llega por fin el esperado bus. Va lleno hasta los topes. Salimos a la carretera e indicamos para que nos pare (aquí se hace todo así, no hace falta estar en ninguna parada concreta del camino).
Nos dicen de subir al techo, claro, pues no hay sitio abajo.
Allí arriba compartimos la lluvia y los baches con otros pasajeros, gallinas y cabras, que se arrejuntan a nuestras piernas para entrar en calor.
Con una mano en el paraguas y otra en la barra para agarrarme, no me quedan manos para hacer fotos en este tramo final tan "apasionante". El revisor trepa cual chimpancé al techo, en mitad del viaje, pidiéndonos el importe de este trayecto "extra". Pero claro, con qué mano le doy el dinero??
Le dejo el paraguas al niño que tengo sentado a mi lado, que se ha arrejuntado a mí para protegerse de la lluvia. Así aprovecho para sacar los billetes y dárselos al revisor.
Al poco veo a Blanca con la cara del color de su mismo nombre. Miro adelante la carretera, que ya no es carretera sino rocas con huecos del tamaño de lavadoras.
¿Por ahí vamos a pasar??
A nuestra derecha, la montaña, a la izda, el abismo y delante nuestro una cosa informe que es todo menos una carretera. Más bien un río de rocas mojadas por donde no sabemos cómo quiere quiere pasar el autobús.
Volcaremos?
Hacia dónde deberíamos saltar?
Saltamos al volcar o antes, para que no nos caiga todo el bus encima?
Cómo grito en nepalí para que pare el bus y nos bajemos?
Aysss...

Total, que el conductor sigue en el silencio del momento. Va avanzando muy lento, como a trompicones, topando con las rocas y superándolas, encajando poco a poco el bus como si fuera una pastilla de jabón que uno empuja con cuidado, al borde el abismo... Nadie dice nada. Sólo nos miramos y ponemos caras de circusntancia, de pensar que esto pasa todos los días y no ocurre nada (aunque unas horas antes habíamos visto los restos de un autobus caído en un cortado...).
Tras estos ratos de tensión, por fin la carretera vuelve a mejorar y acabamos llegando a Dunche. Ufff...
Entramos en la oficina del Parque Nacional del Langtang, donde nos tramitan los permisos de entrada. El militar rellena nuestros datos mientras le ilumino con mi frontal pues la luz de la casa es bien pobre. Salimos y andamos el último kilómetro hasta llegar al pueblo.

En Dunche entramos en un pequeño hostal, donde incluso tenemos ducha caliente y nos damos una buena cena de celebración del final del día.

Mañana madrugaremos para iniciar nuestra primera etapa del trekking. Queremos hacer 2 etapas en una, para que nos de tiempo a recorrer el valle del Langtang y luego, ya aclimatados, volver y enlazar con el trekking de los lagos de Gosaikund. A ver cómo se nos da.
Hasta mañana pues.
Continuará...

La interesante crónica de Blanca de las nieves sobre este día, la podéis leer pinchando aquí


 Taquilla de billetes perdida en un lugar de la ciudad, donde el día anterior conseguimos comprar el billete del bus.

 Blanca, contenta tras haber encontrado los billetes. 400 rupias por dos pasajes (4 euros). Se puede leer el Arrival time: 8 AM, que no es la hora de llegada a destino (eso nadie lo sabe) sino la hora de llegada del pasajero a la "estación", media hora antes de la "salida oficial de las 8:30"

 Las familias hacen acopio de botellas de agua para el largo viaje

 La distribuidora de agua haciendo su ronda antes de la salida del bus

 Parada para ir al baño a las 3 horas de la salida

 Aprovecho la parada para subirme al techo del bus, donde aguantaré agarrado hasta la próxima vez que pare


Durante un rato aguanté arriba en el techo del bus, agarrándome a las barras para no caerme. Conseguí liberar una mano para grabar con la cámara un pequeño tramo, para grabar este pequeño vídeo.

Lo podés ver pinchando aquí


 Chica nepalí sentada en el pasillo del autobús sobre algún saco


 Nueva parada en otra aldea, donde se unen algunos pasajeros más.
Pero aún cabe más gente??


 Las lluvias del monzón hacen estragos cada año en el tramo final de la carretera. Por ahí no iba a pasar el bus, así que toca echar a andar


 El camión donde nos refugiamos de la lluvia. Pensando que ése era nuestro transporte hasta Dunche...


 En el interior del camión cada uno se mete donde puede. Al fondo estaban las gallinas y las cabras


 Luces y sombras en el interior del camión


 Deducimos que este camión no va a ninguna parte. Todos afuera de nuevo, que parece que sale el sol


 A falta del paraguas de mamá, vale el de tía Blanca


 Compartiendo momentos de sol y lluvia


Niños jugando al borde del abismo


 Decidimos echar a andar, pensando que Dunche estará ya cerca


 En la otra orilla del río vemos aldeas situadas en zonas remontas
¿Cómo van los niños al cole desde allí?
Por la senda que se ve en los arrozales de abajo??

Niño saliendo de casa al porche donde nos resguardábamos de nuevo de la lluvia.
Allí cogeríamos el último bus de la muerte, en un tramo final aterrador.


Al día siguiente empezaríamos el trekking del Langtang.

Continuará...

2 comentarios:

  1. Pedazo de aventura Jorge!! Animo, que sois muy grandes! :)

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  2. Menudo viaje, soloe el trayecto en el "autobús de la muerte" es toda una aventura para contar cuando uno sea viejo a sus nietos, saludos

    Eduardo

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