martes, 21 de junio de 2022

CRÓNICA DE NATALIA DE SU ULTRA DE 103 K, DOLOMITI EXTREM TRAIL, 10 jun 2022

 

Natalia, entrando en meta tras sus 103 K y 7.200 m de desnivel, tras 21 horas de carrera dolomítica...

5ª mujer de la general


Crónica de Natalia Román de su Ultra de 103 K

DOLOMITI EXTREM TRAIL

Valle del Zoldo, Italia

Sábado 11 junio 2022

103 Km   D+ 7.200 m  Tiempo: 21 horas 06 min

Posición final: 5ª mujer y puesto 40 absoluto, de 212 corredores

https://dolomitiextremetrail.com/


Después de toda la gente agradecida por la crónica de mi 75 K de la Dolomiti Extrem Trail, os dejo aquí la crónica personal de la carrera que hizo Natalia (Pyreneean Tiger), de 103 Kilómetros con 7.200 m de desnivel positivo.

No sólo corrió 30 km más que yo y 2.200 m más de desnivel, sino que pasó por los avituallamientos del km 30 y del km 54 con 30 y 60 min de adelanto respecto a mi registro!! Una máquina de correr, este Pyreneean Tiger...

Os dejo aquí su crónica persona, para el que quiera leer otra perspectiva de lo que es una Ultra y de las sensaciones de correr una carrera de 103 K en 21 horas con una Diabetes tipo 1.


Enhorabuena Natalia, eres una súper campeona!


Enlace a sus datos de Strava de la carrera

Natalia Román:

"La carrera comienza (y termina) de forma anecdótica. Minutos antes de la salida –
ya en el corralito – el speaker menciona uno a uno con corredores elites favoritos. Entre las chicas, una leyenda, Denise Zimmerman, ganadora absoluta (entre hombres & mujeres!) de algunos de los ultra más duros de los alpes. Ella es Suiza, lo que genera en mí un poquito de ‘orgullo patrio’. Aplaudo y grito cuando mencionan su nombre, oigo una carcajada a mi lado…. es Denise! Jaja ‘ole tus ovarios, Denise’ pienso para mis adentros.


Salimos!! Primero 3k de asfalto que me hacen sentir como un jarrón de porcelana china – no te la pegues en el asfalto, Natalia. Con el girar de las piernas, la cosa se va animando. Yo me centro en respirar por la nariz hasta llegar al sendero. El perfil de altimetría marca una subida corta y empinada seguida de una bajada con las mismas características. Decido no sacar bastones hasta pasar esa ‘chincheta’. Sin embargo nunca llega… pues va a ser un error del GPS track al pasar por el túnel del km 3.

No tengo ni idea de en qué posición voy entre las chicas – como si importara a estas alturas de la película. En estos primeros kilómetros vamos bastante agrupados, lo cual me estresa un poco. Más o menos una hora después de la salida, a mitad de una subida empinada, pasa una chica adelantando a toda la ‘serpiente’ de corredores… es Denise! ‘menudo tractor’ – pienso – y seguidamente ‘pues no debo de ir tan atrás’. 

Poco a poco se estira el grupo y me siento más cómoda en las bajadas. Casi sin darme cuenta, paso a Denise, lo cual me da un puntito de motivación. Sin embargo, tengo una distracción constate: las alarmas de mi medidor continuo de glucosa (Dexcom). Reporta valores muy bajos que no encajan con mis sensaciones. Fiel a mi filosofía, decido tomar dextrosa de gramo en gramo sólo si noto síntomas de hipoglucemia – lo cual sucede un par de veces durante las primeras 5h.

Pongo el móvil en modo avión para ahorrar batería y para que los datos no alarmen a Jorge y Ana – las dos personas que cada noche actúan de ‘ángeles’.



En el primer avituallamiento líquido dan cacahuetes (que suerte!); en el primer solido tomo un vasito de caldo y un pugnado de patatas fritas que, no nos engañemos, me saben a gloria 😉 Llegando al gran avituallamiento del Passo Duran km 30 me cuesta decidirme… por un lado, debería aprovechar para ‘desayunar’ (son las 3:40am) ya que vienen subidas fuertes, llevo más de 5h de carrera, y el próximo avituallamiento ‘gordo’ está a varias horas. Pero el cuerpo me pide poca comida y decido respetarlo. Echamos unas risas con los voluntarios, tomo otro caldo, ¡y sigo para adelante!

Qué duro es el km 30 cuando llevas +2400m…. imposible no ‘notar las piernas’; mentalmente, la mejor forma de motivarme es mirar hacia adelante, es decir, ‘cuando complete la próxima subida/bajada/km/hora ya solo me quedarán X subida/bajada/km/horas. O el clásico ‘ya llevo un tercio; no ha sido para tanto. Repítelo dos veces’.




Con esos juegos mentales, y la inminente perspectiva del amanecer, llego al comienzo de una subida de esas que se hacen a cuatro patas. Voy en cabeza de un grupo de chicos. Me estreso y les ofrezco pasar varias veces. Ellos declinan y prefieren quedarse ‘a rueda’. La verdad es que no merece la pena derrochar esfuerzos para ganar un par de minutos. Disfruto como una enana de las bajadas técnicas. Con música y cantando. Sin miedo a agarrarme a cualquier planta, árbol o piedra gracias a los guantes de bricolaje jeje

Eso sí, los números son demoledores. Los kilómetros pasan despacio y las horas demasiado rápido. Desde el km 35 tengo un único pensamiento: llegar al km 54, donde llevaremos +4400m y ‘solo’ quedarán +2800m. Allí, en el paso Staulanza, me espera Tite – amiga, madre, corredora, y curtida en mil batallas.

 


Me llegan noticias de Jorge, al cual le flaquean las piernas. Paso un par de horas ‘flojas’ recorriendo la parte más escénica del recorrido. Este fue el rato más duro de la carrera para mí; sobre todo porque no era consciente de que mis problemas venían del estómago. Como por arte de magia, el mal cuerpo desaparece durante el descenso y, ya pletórica, paso por el refugio Coldau dado gritos de felicidad y me lanzo hacia el avituallamiento de la Malga Pioda.

Cuidadín con pasarse de motivación el los ultras… intento auto - aplicármelo, con diverso grado de éxito (o fracaso!). No tengo ni idea de la hora que es. Con el sol y la buena temperatura, me da la sensación de que es mediodía. Pero si son las 8am!! jaja

Resulta que hay 2km ‘de regaliz’ hasta el paso Staulanza. Y muchos pensareis ‘qué son 2km en una carrera de 103k???’ Los que corren, lo saben. 2km, en el momento inoportuno, pueden parecer una vida!! Para cuando llego a Staulanza ya he decido avituallarme ‘a lo grande’. Ese era el plan inicial de Tite y dudo que ella me hubiera permitido no aprovechar la oportunidad de recargar fuerzas. Una vez más, ‘la zia’ knows better – cuánto me queda por aprender de ella!


Tite me avituallará en los km 54, 65 y 81. Su capacidad de ‘leer la situación’ es impresionante. Durante todo el día de hoy, por suerte, nunca se me pasa por la cabeza la posibilidad de no terminar la carrera. El cuerpo quiere, y el corazón empuja con fuerza! Tanto tiro de corazón, que al entrar a la carpa del avituallamiento me entran unas ganas irrefrenables de llorar jajaja hola, perdona? Le doy un abrazo a Tite y me centro, leches!

Cometí un gran error al llegar al km 54. Decidida a empezar a tomar carbohidrato, sobre todo por su fácil digestión, me pincho 3u de insulina rápida nada más llegar. Hago acopio de sopa, pan, patatas fritas, galletas, fruta. Justo antes de empezar mi festín hago una medición de glucemia en capilar – por curiosidad, ya que el sensor daba 4-5 mmol/L. No me creo el resultado. Lo repito. Ah pues sí… mierda!

Estoy bajísima: 2.4 mmol/L (glucemia de 43 mg/dl...). De repente empiezo a sudar y a notar esa falta de gravedad típica de la hipoglucemia. Le hago gestos a Tite para que me consiga más fruta y pan con Nutella. Eso sí, de forma disimulada porque tengo un médico curándome la rodilla y como se dé cuenta de lo que pasa de rodilla para arriba, me quita el dorsal y prou! jaja menudo cuadro!!! Salgo de la hipo enseguida y con algo de pereza pero la moral muy alta comienzo a caminar rumbo ‘a casa Gauli’.


Tengo miedo del calor, pero nunca llega a ser sofocante. Lo siguientes 10 K son amenos y sorprendentemente se dejan trotar. Voy en modo optimización corriendo alguna subida tendida. Vuelvo a ver a Tite en Zoppe di Cadore km 65. Mismo proceder: insulina -> carbohidratos rápidos. Típica broma sobre dopping en el avituallamiento… ‘podríais ser más originales??’ pienso para mis adentros. Pero en lugar de liarla, sonrío.

 

A los pocos metros me junto con Gabriele, corredor con el que compartiré los próximos 25 K. Esta es una de las razones por que participo en carreras: compartir el amor por la montaña, el esfuerzo personal, y la vida. Gracias a su compañía, los siguientes 5 K sobre asfalto se hicieron hasta llevaderos. Llegamos al Refugio Talamini donde nos esperan con la alfombra roja.

Sin duda el mejor avituallamiento del día – y eso es decir mucho! Los italianos sienten orgullo por agasajar a los corredores y enseñarnos lo mejor de su tierra. La familia del Talamini habían hecho sopa casera y tenían el pavo en una olla gigante para demostrarlo, jaja. También había sandía, que me rondaba la cabeza desde hace horas!! Por cierto, el pan de todos los avituallamientos lo proveía el organizador de la carrera porque resulta que es… panadero!

 

Hasta ahora habíamos corrido por bosques, praderas, rocas dolomíticas, pistas de esquí… en la subida al Monte Rite experimentaremos la jungla! A estas alturas de la carrera los llaneos me parecen una pérdida de tiempo. Cuanto antes nos zampemos la subida, menos metros nos quedarán!

Mano a mano con Gabriele vamos avanzando (y charlando como cotorras). Cuando nos quedan 100 m de subida para llegar al Rite aparece Tite!!! Qué alegría. La tía está fresca como una rosa; nosotros vamos en modo ahorro de batería.


Ya bajando por las primeras cuestas de cemento, empiezo a notar síntomas de hipoglucemia. Madreeee que ‘me se desaparece el suelo’. El principal problema es que mientras subo cuestas la glucemia está estable – aunque lleve insulina rápida circulando – pero en cuanto empiezo a correr cuesta abajo, mi glucemia se ‘dispara’ hacia arriba (entre comillas porque no dejan de ser valores por debajo de 200mg/dL).

En esos momentos de hiperglucemia, me pincho una corrección que más o menos 1.5 h después me causa una hipoglucemia. Explicado así, suena todo muy matemático y por lo tanto manejable / predecible. JA! Good luck.

La hipo es lo suficiente severa como para sentarme un segundo hasta que la dextrosa haga su trabajo, y luego continuar andando en lugar de correr. Sin más. Todo pasa. Ya recuperada, llegamos al avituallamiento en el paso Cibiana km 81. Tite ha conseguido sandía en el pueblo!!!! Es un amor. Invita a todos los corredores que por allí pasan – los cuales agradecen la oferta con sonrisas.



Gabriele y yo nos reagrupamos. Nos quedan 23k más o menos. Para nada
banales. Incluyen el descenso del Bosco Nero, sobre el que llevo todo el día escuchando historias de terror! Sobreviviré?? A lo que llevamos 200 m de caminata después de dejar el avituallamiento, oímos un grito a lo lejos. Es Tite. ‘Nataliaaaaaa. Una zia è arrivata al ristoro. Spingi…. Vai vai vaaaaaiiii’. Y, efectivamente, es como si hubiera encendido una llama en mí. Pienso que si me quieren pasar, van a tener que currárselo jeje.

Miro a Gabriele y le digo que tenemos que darle un puntito más a la próxima subida. Él no contesta, pero tampoco se separa de mí. ‘Recogemos’ a un alemán por el camino y nos podemos a currar. No se oyen ni los pajaritos.

El bosque Nero resulta ser una bajada de 480m de desnivel en 1.38 km…. por si te habías dejado los cuádriceps en casa jaja el perfil de altimetría dibuja dos llamas de fuego sobre esta zona e inmediatamente comprendo por qué. Llevo empapándome la cabeza desde hace horas, pero ni eso ayuda en este horno de fuego. Al final de la bajada se cruza una pedrera inmensa blanca donde la organización ha instalado una mini-carpa con voluntarios que ofrecen agua. Les digo que con estas temperaturas los tigres pirenaicos se derriten. Nos echamos unas risas y nos emplazados a un día de escalada dolomítica.

 

La (teórica) última subida al Refugio Bosco Nero requiere de pies y manos para progresar. Cuando llevo unos 10 minutos, oigo la voz de la chica que ‘me persigue’ llegando a la carpa de la pedrera… uyyyy no sé yo! El perfil altimétrico marca 3 mini subidas ‘escondidas’ entre la gran bajada y la meta. Los del avituallamiento me dicen que no queda subida. El dorsal no dibuja subida tampoco…

 Todos queremos creer en los unicornios, pero… ande andarán! Empiezo a bajar con todo lo que me queda ( y con lo que no, también). Es un bosque traicionero, pero yo decido aparcar el margen de seguridad. Por desgracia Gabriele se queda atrás. Empiezo a pasar chicos… pero todos estos dónde estaban? Hasta que llega una subida – la corro – y otra…. – la camino – y otra más – me arrastro…. Ya no puede quedar mucho!! El último punto de agua nunca llegó, lo cual me desconcertó un poco.

De repente un cartel de 3 km que en lugar de darme fuerzas, me desmoraliza. Todavía 3 km de M****???? Al cabo de 1km, el recorrido de la carrera larga se junta con las demás. La gente va andando y yo hago lo propio en las subidas, pero no me resigno, y en cuanto empieza a llanear, intento correr. Así pasan los metros hasta que veo el cartel de 1km y al poco los gritos de Tite y Jorge. AHORA SÍ.


Le hice esta foto a Natalia a falta de 600 m para la meta
Donde muchos sólo caminan, alguna todavía corre!

Termino este viaje por el corazón della Val di Forno con una gran sonrisa y la satisfacción de haber hecho bien las cosas. Me clasifico como 5° mujer (justo detrás de Denise!) y 40° de la general.

En la ultra distancia, lo único garantizado son las emociones fuertes.


Llegada a meta de Natalia, tras 103 K y 7.200 m de desnivel. Más que los 6.670 m de desnivel del Gran Trail Aneto Posets, que ganó en 2018 y  2019

Sus glucemias durante las 21 h de la carrera (de 0 a 21 h en la gráfica)
La franja gris es la zona deseada, que va de 60 a 120 mg/dl de glucosa en sangre
No es nada fácil conseguir glucemias estables en una carrera tan larga

domingo, 19 de junio de 2022

DOLOMITI EXTREM TRAIL 75 K, mi primer ultra... Valle del Zoldo, Italia 11 junio 2022

Entrando en meta, resucitado, tras casi 16 horas de mi primer ultra.
Un ultra que, como todos, tuvo sus altos y sus bajos. Pero cuyos bajos no me hicieron retirarme y, con fe, pude volver a tener altos en las últimas 3 horas gloriosas de carrera. Un milagro que mis piernas se recuperaran


DOLOMITI EXTREM TRAIL 75 K, mi primer ultra

Valle del Zoldo, Italia

Sábado 11 junio 2022

75 Km   D+ 5.040 m  15 h 57 min

https://dolomitiextremetrail.com/

No sé cómo me engañó Natalia para correr esta carrera, pero lo consiguió. La clave de esta ultra es que la salida era a medianoche, exactamente igual que el próximo Gran Trail Trango Aneto Posets del próximo 23 de julio...

Yo siempre he pensado que hay que respetar los ritmos circadianos. Que el día es para vivir y la noche para dormir y descansar. Que hacer actividades por la noche (como trabajar a turnos o estar despierto de noche en una guardia del hospital) es algo que deteriora la salud física y mental en muchos aspectos.

Esa era una de las razones por las que nunca me he planteado hacer el Gran Trail de Benasque. La otra razón era que, cada vez que terminaba la carrera de La Vuelta al Aneto, de 58 K agotado, me preguntaba cómo demonios hacían los que continuaban a hacer el 2º bucle... El de subir y bajar a Cerler y luego dar la vuelta completa al Posets.

Imposible... pensaba para mis adentros.

Nunca podría yo hacer tal locura... Y, sin embargo, voy camino de hacerla.


Espero que este relato sea interesante para aquellos lectores que gustan de leer las crónicas de este blog y para los que tengan planteado hacer carreras largas. Esas carreras que sólo los locos se atreven a correr.

Al que no le guste leer estas reflexiones, siempre puede disfrutar de echar un vistazo rápido a las fotos. Los paisajes dolomíticos son preciosos...


Como se puede ver en el cartel de la web de la DXT (Dolomiti Extrem Trail), este evento constaba de varias carreras de distintas distancias: 103 K, 72 K (que fueron 75K finalmente), 55K, 22 K y 11 K.

Natalia (Pyreneean Tiger) quería correr la de 103 K (qué tía) como preparación de su próxima ultra en Verbier, el Trail Verbier Saint Bernard, de nada más y nada menos que 140 K, con 9.300 m de desnivel. Una locura que seguro que yo nunca haré, pues ese trail incluye una 2ª noche... el horror.

Le dije de hacer yo la de 55 K que sale a las 5 AM, porque me daba un poco de miedo la de 75 K. Pero la salida a medianoche de la 75 K era perfecta para "entrenar la noche" de cara al Gran Trail de Benasque. Así que finalmente me apunté a la de 75 K.

Para mí iba a ser la prueba de fuego. Si mis piernas no aguantaban las estimadas 15 o 16 horas de carrera, no podría intentar las 24 h del Gran Trail de Benasque.

Me iba a servir de entreno mental y físico y además estaba separada de 6 semanas de la carrera de Benasque. Tiempo de sobras para recuperarme. Podría utilizar esta 1ª ultra para ver qué errores cometía y así aprender de ellos.


Y cometí algunos errores, pero pequeños, de poca importancia. Pero de todos se aprende para la próxima ultra.


Pequeños errores en carrera:


- Las mallas largas que obligaban a portear y la térmica de manga larga las llevaba ambas en la mochila, pegadas a mi espalda, sin una bolsa de plástico que los aislara. De modo que se empaparon de sudor y ganaron mucho peso. Un peso que tuve que portear y que con una bolsa de plástico me lo habría ahorrado.

- Fui con camiseta de tirantes y no llevé vaselina para el roce que se produce entre el brazo y la espalda debajo de la axila. De modo que me produje una herida por roce en cada brazo/espalda a partir de la 10ª hora de carrera. Para la próxima, mejor camiseta de manga corta o bien vaselina.

- No me llevé los guantes de ciclismo para proteger las manos de las caídas en las bajadas. Por suerte sólo me caí una vez y sólo me hice unas heridas superficiales, poco importantes.

- Los orejones se me quedaron atrás en la mochila y nunca conseguía acceder a ellos en carrera y luego, en los avituallamientos, se me olvidaba de ponerlos delante. Un detalle pequeño.


Jueves 9 junio: Vuelo Barcelona - Venecia

El jueves salgo del Hospital San Jorge de Huesca a las 15 h tras terminar de trabajar y conduzco al Aeropuerto del Prat de Barcelona, donde cojo el vuelo a las 19:40h, sin necesidad de facturar equipaje.

Llego al Aeropuerto Marco Polo de Venecia y cojo el bus hasta el apartamento que Natalia ha alquilado. Ella llega desde Zúrich en tren y terminamos llegando casi a la vez.


Viernes 10 junio: Venecia - Valle del Zoldo (Dolomitas). Llegada a la carrera a por el dorsal y descansar

Tras desayunar, esperamos a que llegue Tite a buscarnos en su coche. Tite es una amiga de Natalia encantadora. Se conocieron en Nepal y juntas han vivido muchas aventuras.

Nos viene a buscar al apartamento en el que estábamos, a las afueras del aeropuerto Marco Polo y conducimos 2 horas al norte hasta el Valle del Zoldo, donde recogemos el dorsal antes de subirnos al hotel, 10-15 minutos valle arriba. 

Desde él hice esta foto de arriba del Monte Pelmo, por el que pasaríamos tras 14 horas de carrera al día siguiente.

Esa tarde, tras echarnos una pequeña siesta de 1 hora,  cenamos a eso de las 6 de la tarde, para tener varias horas de digestión antes de la salida.  Luego hacemos los preparativos de la mochila y descansamos un poco más antes de salir a las 9 PM en coche hacia la ciudad de la salida, unos 15 min valle abajo.


Justo antes de salir nos tomamos este último café en el bar del hotel (foto de la derecha)


La carrera de 103 K de Natalia salía a las 22:00 horas y la mía de 75 K, en la medianoche del viernes al sábado.


Al llegar a la salida Tite nos hace a Natalia y a mí esta foto en el cartel al lado de la salida.
Quedan unos 20 min para la salida de la 103 K de Natalia


Listos, con el frontal, para salir. Ella en 15 min y yo en 2 h y 15 min


Nos deseamos suerte y Natalia se mete en el corralito de la salida. Ya no nos veremos hasta que ella entre en meta 21 horas después. Aunque hasta el km 60 yo iré detrás de sus pasos. Dos horas detrás.


Tite y yo nos subimos a una zona alta para presenciar y grabar la salida de la 103 K de Natalia.
Después nos iríamos a descansar al coche durante 1 h y media, para no coger frío en las 2 h de espera de la carrera de Natalia a la mía.



Son las 23:45 h cuando me hago esta foto, 15 minutos antes de la salida de mi 75 K.

La temperatura era fresca, pero no fría, unos 14ºC. Me meto en el corralito y, con el calor de la gente, veo que puedo arriesgarme a quitarme la chaqueta fina para no tener que quitármela luego en carrera, así que me quedo en tirantes cuando quedaban sólo 3 min para la salida. Una buena elección.


00:00 horas Salida de la Dolomiti 72 K (que en realidad fueron 75 K)

Salimos en pelotón y salgo grabando con la GoPro los primeros metros, para luego recogerla en el cinturón de correr y concentrarme en la carrera.
Los primeros 3 km son íntegramente en carretera, llanos en suave descenso. Se iba muy cómodo en ese falso llano en bajada y voy viendo en el reloj que esos primeros 3 km los hago en 4:41", 4:27" y 4:55" respectivamente. Un poco rápidos, pensaba. Pero mis pulsaciones estaban en todo momento por debajo de 130 y me sentía bien. Con la zancada larga, voy pasando corredores, quizás más fuertes que yo, pero que no tienen esa zancada de atletismo tan económica y eficiente.



Terminamos la carretera y empezamos el monte, en un bosque precioso. En la senda veo que voy aproximadamente en el puesto veintitantos de los 162 participantes de la 72 K. Eso quiere decir que voy a ir a un ritmo quizás superior al que debería, al estar en el "grupo de delante"


De modo que, en cuanto veo que voy a pasar de las 130 pulsaciones y que me achuchan por detrás, voy dejando pasar a los que me siguen.

Por la prueba de esfuerzo que me hizo Anna Carceller en el Centro Médico Sarasa el año anterior, sé que mi zona 2 termina en las 129 pulsaciones y que de ahí para arriba entro en Zona 3 y empiezo a gastar glucógeno muscular. Una zona adecuada para una carrera de 4 a 7 horas, pero no para una ultra de más de 15 horas.

Las primeras 2 horas no como nada y sólo voy bebiendo agua de vez en cuando. Salí con el flask derecho vacío y con el izquierdo con agua (tras haber bebido agua la última hora antes de la salida a pequeños sorbos, sumando unos 400 ml).


A las 2 horas de carrera me volví e hice esta foto, con las luces de los frontales de los corredores que iban detrás de mí y las montañas iluminadas por la luna.

La senda por el bosque era preciosa. La primera hora era de subida casi continua y luego alternaban subes y bajas en los que usabas y recogías bastones (en la mano, no en la mochila, pues eran cortitas).


1 h 20", 10 K, primer pis
Al llegar al cruce de un barranco (río) a la 1 h y 20 min, me aparto para orinar y dejo escapar al grupo con el que iba. De ahí en adelante, fui solo gran parte de la siguiente hora, muy tranquilo.
Tenía unos 600 m de subida en los próximos 2 km. Iba volviéndome hacia atrás y sacando estas fotos preciosas de los frontales con la luz de la luna.

Del km 12 al km 14 había sube y bajas. En las bajadas notaba que tenía que ir al baño a "evacuar", pero me aguantaba para retrasar el evento y buscar un lugar apartado.
Finalmente no pude más y me retiré unos metros en unos matorrales para "liberar peso2. Suerte que había cogido unos klinex que me vinieron de maravilla.

Tras evacuar, corría mucho más ligero y cómodo, una maravilla...

Del km 14 al km 15 teníamos 200 m de subida tiesa y había que tirar con fuerza de los bastones para liberar las piernas. 




Esta foto la debía tomar sobre las 03:30 AM cuando todavía era de noche

Sigo subiendo sin prisa pero sin pausa en las subidas y trotando en las bajadas. En los descenso me iluminaba con el frontal a máxima potencia y en las subidas a media potencia, para no agotar la batería. Exigían llevar un frontal + batería de repuesto + un 2º frontal.


Energía en la vida normal: baja en carbohidratos y alta en proteína
Energía en las carreras: carbohidratos de absorción rápida: Azúcar

Había varios avituallamientos en la carrera que posibilitarían no llevar apenas nada de comida pero algo había que llevar, por si acaso.

Llevaba 6 geles Maurten para toda la carrera, 3 con cafeína y 3 sin cafeína. He leído que la cafeína logra que los músculos capten la glucosa con mayor rapidez que sin cafeína (Sports Nutrition, Aslker Jeukendrup & Michael Gleeson, enlace a la versión en castellano)

En esta entrada iré comentando la idea de "Train and live Low Carb" and "Race High Carb" que utilizo últimamente en mis carreras ("Entrena y vive bajo en carbohidratos y corre alto en carbohidratos").

Es decir, hacer una alimentación baja en carbohidratos en la vida normal, a base de huevos, pescados, carnes, verduras, lácteos y algo de legumbre.
Y luego, en carrera, tirar de carbohidratos a partir de los 90 min de ejercicio, siendo que su absorción y digestión son muy rápidas.
La proteína y la grasa son lentamente digeridas durante el ejercicio, favoreciendo el retraso del vaciado gástrico y la derivación del flujo sanguíneo a la digestión y no a los músculos. No es momento para digestiones pesadas sino para correr y liberar trabajo al estómago (que tiene menos flujo sanguíneo en carrera, con la sangre toda en las piernas).

En resumen, en la vida normal y previa a entrenos en Zona 2, una dieta baja en carbohidratos, para optimizar la zona "quema grasas".
Y luego, en carrera, hidratación con agua y sales y energía rápida con azúcar (geles, zumos, plátanos, etc).
Se sabe que durante el ejercicio existen mecanismos que utiliza el músculo para "chupar glucosa" por transportadores independientes de la insulina de modo que, en pleno ejercicio, no bloquean completamente la quema de grasas (como sí harían en un estado de reposo ingiriendo CH).

Me tomé el primer gel (con cafeína) a los 90 min de carrera y el 2º a las 3 horas o así.

Alrededor de las 4 h de carrera pasé por el 1º avituallamiento sólido, donde tomaría algunos plátanos, patatas fritas y donde rellené los flasks (botellines de la parte delantera de la mochila).


¿Qué relleno en los dos flasks de 500 ml? Agua y Coca-Cola (!?)

A pesar de haber sido un talibán del azúcar en anteriores carreras y de no tomarlo de normal en el día a día, creo que en carrera las bebidas azucaradas son un combustible muy adecuado.
De modo que, en cada avituallamiento sólido, solía rellenar un botellín con agua y el otro con Coca-Cola (son las únicas ocasiones en mi vida en que tomo coca-colas, en las carreras! Jaja).


La Coca-cola en carrera tiene varias ventajas (glucosa+fructosa+cafeína)

Al utilizar azúcar (Sacarosa = glucosa + fructosa)  en lugar de glucosa sola, aprovechas la utilización de distintos carbohidratos con vías metabólicas distintas. En el libro comentado (Nutrición Deportiva) explican que el utilizar distintas vías metabólicas a la vez, se amplía la absorción de las diferentes fuentes de glucosa y que la ingesta de glucosa + fructosa en el ejercicio (sacarosa=azúcar) aumenta la absorción de CH más que si sólo tomáramos glucosa.
Por otro lado, la cafeína ayuda a una mayor absorción de la glucosa y mayor oxidación en los músculos, siendo una combinación muy apropiada la de cafeína+glucosa.


Tras pasar el 1º Avituallamiento a las 4 h de carrera (Malga Pramper, km 22 aprox), salías en descenso por una pista que no tenía ninguna marca fluorescente de marcaje de la carrera.
Tanto fue así que me volví sobre mis pasos hasta en 2 ocasiones para comprobar que estaba en la ruta correcta. Hasta entonces había marcas luminosas cada 30 metros, muy útiles.

Espero un rato a ver si viene alguien hasta que llegan un par de ingleses, que tampoco están seguros de estar en la buena ruta. Pero bueno, las indicaciones en el avituallamiento era "Seguir la pista".
Claro, de noche no todo se ven tan claro...
Al cabo de 1 o 2 km por fin vemos un cartel de que estamos en la ruta correcta, lo cual fue un alivio.

Tras ese tramo de pista venía luego un tramo muy técnico, sobre unas senda llena de raíces horribles, a veces enormes y suspendidas en el aire, debiendo saltar de rama en rama para no escoñarte...
 Una vez pasado, seguías bajando sin parar, por una senda más corredera, hasta llegar al fondo del valle y cruza un barranco en el km 24. Ahí venía una subida de unos 400 m en la poco a poco se fue haciendo de día.

Un rato antes se me terminó la luz del 1º frontal. Como todavía estaba oscuro como para cambiar a oscuras la batería. Cambié al frontal de repuesto para esa última hora antes del amanecer.

A partir de las 5:45 AM ya empezaba a haber luz, como se ve en la foto de arriba y en esta de debajo.

Amaneciendo en los Dolomitas, a eso de las 5 de la mañana


Esta foto y la anterior están sacadas prácticamente a la vez, una con zoom y otra sin zoom.
Hacer fotos (y los vídeos que iba haciendo con la GoPro) te va sumando tiempo al total de carrera, pero siendo que esta carrera era una "prueba para cometer errores y aprender de ellos", prefería tener el recuerdo de estas imágenes, aunque perdiera algunos segundos en cada foto.



Ya nos acercábamos a las 6 AM e incluso en los bosques había luz y se podía apagar el frontal.

Primer Gran Avituallamiento: Paso Durán, Km 30 en 6 h 12 min

Por fin llegamos al Paso Durán, el puerto de montaña donde pasa la carretera y donde había el primer gran avituallamiento.

Allí meto el frontal en la mochila y las gafas de ver. Por cierto, corrí toda la noche con las gafas de ver (progresivas, que me hago mayor), las que llevo en el trabajo y en gran parte de la vida diaria. Nunca he corrido con ellas porque tengo una importante diferencia de dioptrías entre el ojo izquierdo y el derecho y anteriormente solía marearme. Ahora veo que puedo correr con ellas, al menos la noche, para ver mejor las piedras (sólo me caí una vez en toda la noche).

Aprovecho para quitarme la zapatilla derecha, pues llevaba una piedrecilla dentro desde hacía un rato. Relleno el flask izdo con agua y el derecho con Coca-Cola (como hice en todos los avituallamientos) y me como fruta (plátanos), algunas patatas fritas y poco más. Debería de haberme tomado la sopa que ofrecía, con pasta y sal... La mayoría de los corredores la tomaban.


No estuve más de 5 minutos en el avituallamiento, aunque quizás debería de haber descansado más, viendo ahora el agotamiento que tuve unas horas después...

Vista atrás para fotografiar el avituallamiento del Paso Durán, al poco de abandonarlo


Tras el paso Durán teníamos esta zona, con mucho barro, pero técnicamente sencilla 


Foto de la organización, siguiendo a este participante de la larga, la 103 K, que habían salido 2 horas antes que nosotros, lo cual quería decir que en 6 horas le había recortado 2 horas a este corredor.

Sin embargo, Natalia, que hacía la larga y que había salido 2 h antes que yo, tardó en llegar al Paso Durán media hora menos que yo!!! Qué máqina!!


Otra foto de la organización tras abandonar el Paso Durán, cuando los primeros rayos de sol nos iluminaban


Esta es la última foto que le hice a este corredor, sobre la senda embarrada, antes de pasarle y seguir mi camino
Eran las 6:17 AM (el mismo tiempo que llevaba de carrera)


A las 06:53 AM hice esta otra foto, en una subida de 400 m de desnivel en la que nos iba dando el sol del amanecer por la derecha y que nos daba unas vistas preciosas



Hasta esta foto, la subida era "normal", pero los siguientes  350 metros de desnivel fueron una agonía. Se subían los 350 m en un sólo km súper vertical, al sol, muy duros. Había que subir con paciencia y tirar de bastones



07:26 AM, llegada al alto del Refugio Vivac

Esa subida te llevaba hasta el llamado "Refugio Vivac" (a la izda en la foto) donde tocabas chufa y volvías a bajar 500 m en poco más de un km por terreno vertical, resbaladizo e incómodo.
En todo ese tramo ni hice ninguna foto. Sólo sufría. Los pies y los tobillos los iba notando más inestables y cansados.
Me daba cuenta de lo lento que bajaba cuando me adelantaban los corredores de la 55 K (que habían salido 5 horas más tarde y llevaban 30 km menos a sus espaldas, estando mucho más frescos).

En esos momentos de ir "relativamente lento" te das cuenta del tiempo que se puede perder en las bajadas técnicas (y no tan técnicas) si no tienes piernas para correr hacia abajo.

Empezaba a ver que las piernas, tras 7 horas y media, empezaban a no estar "tan frescas". Sigo bajando con prudencia para no caerme, hacia el valle, sabiendo que luego tenía una subida hasta el siguiente punto de avituallamiento, el de Malga Grava, un avituallamiento clave para mí para tomarme un respiro, pensaba...

08:13 AM Llegando al Avituallamiento de Malga Grava, km 36,6
Llegué andando, pero troté en el puente para la foto, al ver al fotógrafo... jaja

Unos 47 min después de hacer los 400 m de la bajada del Ref Vivac y subir luego 100 m, llego por fin al Avituallamiento sólido de Malga Grava

Llevo más de 8 h de carrera y voy notando las piernas cansadas. Sé que me viene ahora la mayor subida del día, por zona más rocosa, por las laderas del macizo del Civetta, con algunos neveros que cruzar. Como sé que no voy a tener nada de comida ni bebida en la siguientes 2 horas, aprovecho para parar a recuperarme.

Lleno como siempre los flasks izdo y dcho con agua y Coca-Cola respectivamente, como algo y aprovecho para sentarme unos 5 minutos, algo que necesito. En total estoy entre 10 y 12 minutos en este avituallamiento. Sé que me viene ahora el tramo más largo sin agua pero también el más espectacular, dolomítico.


Foto de la organización, nada más salir del avituallamiento. Sonrío, por no llorar


08:27 AM al poco de salir del Avituallamiento de Malga Grava. Muy cansado

Me hago este selfie al poco de salir del avituallamiento, para compartir con Natalia y Tite en el chat común, mi cara sonriente a pesar de mi cansancio en aumento.

Toca la subida de unos 800m, progresiva, hasta colocarnos bajo las murallas del Civetta, un macizo rocoso dolomítico impresionante.



La primera parte de esta subida hacia el Civetta todavía discurre por vegetación. Me doy la vuelta para fotografiar a esta corredora, con vistas al Monte Pelmo.
Lo que no sabía es que, tras esta subida y tras varias subidas y bajadas posteriores, íbamos a pasar luego bajo las murallas del Monte Pelmo, que ahora veía "a tomar por Gauli" y del que además nos íbamos alejando... Dios mío, lo que nos queda todavíaaaa...


Por fin salimos a roca de alta montaña, que nos acompañará las siguientes 2 horas en la cara este de las murallas del Civetta. Foto de la organización



09:2 AM, llevamos 40 Km de carrera y cruzamos los primeros neveros, fáciles...
Mis piernas siguen cansadas y pienso que ya he hecho más de la mitad de la carrera de 72 K (aunque todavía no sabía que al final saldrían 75 K).

Pero por otro lado, pensar que me quedan todavía 32 Km (35 realmente) me desanimaba bastante...



Miro el móvil y veo que sólo me queda un 23% de batería. Al llevar encendido el GPS para la geolocalización oficial de la prueba y poder ser controlado por el "Live Tracking", el móvil chupaba mucha batería.

Así que me quito los auriculares (la música ayuda mucho en los momentos de debilidad) y conecto el móvil al Powerbank de 105 g de peso que llevaba en la mochila. No podía escuchar música y cargar el móvil a la vez porque eran auriculares con cables y estos nuevos móviles (Samsung S22) sólo tienen una ranura, que sirve tanto para cargar el móvil como para escuchar música...

Tenía otros auriculares bluetooth en la mochila, pero prefería aguantar un par de horas sin música, que por cierto se me hicieron bastante duras. 
Pero creo que hay que alternar ratos sin música, viviendo la carrera, sus sonidos, los ánimos de la gente y las pequeñas conversaciones que tienes con los que pasas o te pasan.

Este paisaje dolomítico era precioso... 

Natalia me grabó un audio al terminar esta parte (ella había salido 2 h antes en la de 103 K) para decirme que ni se me ocurriera abandonar en el avituallamiento de Malga Grava porque me perdería la parte más espectacular de la carrera, como así fue.


42 Km y ya 10 horas...

En este tramo ya estábamos descendiendo desde el punto más alto de la carrera (2.360m). Llevábamos 42 Km de carrera y nos quedaban 30 km más... (bueno, en realidad nos quedaban 33 km más según marcó al final mi gps).
La verdad es que se me hacían largos mentalmente esos 30 Km restantes porque veía que las piernas no estaban como en las primeras horas. 

Se me hacía muy cuesta arriba pensar que había tardado 10 horas en hacer sólo 42 km... Es verdad que había pasado por las zonas más técnicas y ya había subido prácticamente el 75 % del desnivel positivo de los 5.000 m. Me quedaba mucha más bajada que subida, pero yo eso todavía no lo asimilaba. Sólo pensaba que si 42 km me habían costado 10 horas, tenía como mínimo 6 horas más para los 30 restantes. Ufff...


Algunos tramos expuestos tenían sirga como pasamanos para ayudar a pasar


Ese tramo a media ladera era muy corredero


En la bajada de Civetta
Foto sacada por la organización



Seguimos la bajada ahora ya por terreno más amable. Al fondo, el Monte Pelmo, bajo cuyas murallas pasaremos durante las últimas horas de carrera. Pero antes tocaba bajar al fondo de valle y hacer varios subes y bajas


Tramo de piedra suelta donde era muy fácil resbalarte. Bajábamos hasta esas zona verde al fondo, donde cogeríamos una de esas pista para meternos en unas pistas de esquí. Un tramo totalmente distinto a este rocoso

Llevábamos 10 h y 34 min de carrera, Km 44



Finalmente bajamos al avituallamiento de Malga Pioda (1.843 m), en el km 46 de carrera. Allí volví a coger algunos plátanos y rellené los dos bidones, con agua y coca-cola respectivamente (como no podía ser de otra manera, jaja!).

Los primeros km tras el avituallamiento discurrían por una suave pista, por la que estuve caminando tranquilo, mientras me comía los plátanos y me ponía al día con los whatsapps con Natalia para ver cómo iba ella.

Pero luego llegó esta rampa de la foto, una pista de esquí inclinada que se subía toda para arriba, sin descanso, con el sol del mediodía. Fue un momento muy duro. La gente incluso paraba a mitad de pista a descansar, un horror. Muy tiesa, la verdad.

Parte final de la pista de esquí que se nos hizo eterna a todos...



Después de subir por esa interminable pista de esquí, había un pequeñito avituallamiento y desde ahí nos mandaban a bajar por esta otra pista. Parece suave en la foto, pero era una bajada muy inclinada en la que apenas se podía correr. Sólo podías frenarte y rezar para que tus maltrechas piernas aguantaran el descenso después de tantas horas subiendo y bajando.

Llevábamos 50 km y 11 h 47 minutos



Fijaros mi estado moral que, cuando vi en mi reloj que llevaba 50 km y me quedaban 22, pensé... ojalá llevara 52 y me quedaran 20!
Esto da un idea de la fragilidad mental de esos momentos.


Sonrío a los fotógrafos al pasar, aunque por dentro estuviera bastante hundido.

Me quedaban 6 km hasta el avituallamiento del Paso de Staulanza, el último de la carrera, en el km 56.

Esos 6 km fueron mentalmente los más duros, pues veía que no tenía la agilidad o fuerza en la piernas para correr como yo sé. Corría como un abuelito en las bajadas, con pasos cortos y ritmo lento. Tenía dolor en los pies y en las rodillas (luego vi que el llevar las zapatillas demasiado apretadas era parte del problema).

De modo que intento sobrevivir durante esos 6 km, que me costarían cerca de 1 hora, hasta llegar al Paso de Staulanza.

Lo que no sabía es que, a partir de allí sobreviviría...



PASSO STAULANZA, Km 56 - 12h 54 min, la resurrección

Por fin llego al Avituallamiento del Passo de Staulanza. He cogido esta foto de internet de lo que es el paso (puerto de montaña) en verano, pues no hice ninguna foto del lugar (no me habría costado nada hacer una foto al salir, creo...)


Nada más llegar, veo libre una de las dos hamacas/camas y aprovecho para tumbarme. Me quito las zapatillas y los calcetines (asquerosamente sudados y sucio... lo que habría dado por unos limpios).

Y me quedo allí tumbado, descalzado, para recuperar fuerzas...
Al poco acude un corredor que, al verme tan desmejorado, me pregunta si quiero un zumo de naranja...
Qué majo, pienso.
Le doy mi vasito y me trae un zumo en unos segundos.

Creo que estuve unos 10 minutos tumbado. Luego me puse de nuevo las zapatillas y aproveché para atarme los cordones con más suavidad (clave), pues creo que parte del dolor e inseguridad de mis pies ocurría por llevar las zapatillas un pelín demasiado apretadsa.

Por fin me levanto y voy a la mesa de la comida, donde relleno a tope 1/2 litro de agua y 1/2 litro de Coca-Cola. Estos serán mis últimos combustibles para las últimas 3-4 horas de carrera. Vuelvo a coger unos trozos de plátano y como algunas patatas fritas, algo de queso y poco más.

Salgo caminando de la carpa, cruzo la carretera y cojo la senda que se mete en el bosque mientras me como los plátanos y me pongo de nuevo los auriculares. El móvil ya estaba de nuevo cargado al 100% tras 2 h cargando con el powerbank que me había llevado.

Con el descanso tumbado en la carpa, la comida, el aflojar las zapatillas y... la música... empecé a sentirme bien de nuevo...

No lo sabía, pero iba a resucitar en las siguientes 3 horas...





Y ahí que voy, con la música en el cuerpo y la alegría de saber que sólo me quedaban 2 pequeñas subidas antes de la bajada final, de 9 km, hacia la meta.

Poco a poco voy sintiéndome mejor. Las piernas tiran. Los pies no duelen y puedo llevar un ritmo alegre.
Conforme pasan los minutos veo que voy muy bien, algo impensable unas hora antes. Mantengo un buen ritmo, adelantando a corredores, sin pasar de las 129 pulsaciones de mi zona 2.

Llega un momento en el que incluso empiezo a correr tramos hacia arriba de senda, como si llevara sólo un rato en carrera. Me voy comiendo los km y veo que puedo tirar más. La música es magia.




Pasamos junto al Monte Pelmo y fotografío a esta corredor. Le enseño la foto y quedamos que en meta nos dábamos los datos paar enviársela, pensando que iríamos al mismo ritmo.
Pero claro, yo estaba yendo de menos a más, de modo que poco a poco lo fui dejando atrás y ya no lo volvería a ver.


Les hago esta otra foto a él y a otro corredor, antes de seguir corriendo como si no hubiera un mañana.


Antes del inicio de la bajada final (punto de la foto) había previamente una subida durísima con un cartel que decía "If you want to cry, do it know" (Si quieres llorar, hazlo ahora).

Era una subida por bosque, súper tiesa, en la que los bastones eran milagrosos para evitar irte hacia atrás en cada paso. Dios mío, qué final a la última cima del día, pensaba.

Pero iba muy bien, manteniendo las pulsaciones y adelantando a más corredores. Adelantaba incluso a corredores de la 55 K (que iban 5 horas más frescos que yo) que previamente me habían adelantado.

Por fin, en el km 65, llegamos al último alto antes del descenso final... A donde apunto con el dedo en la foto.

Pregunto a los voluntarios de la carrera si la bajada final es técnica y me dicen que no. Y realmente no lo era. Era súper corredera. Una serie de zig-zags como la bajada de Estriviella a Canfranc, para correr sin parar.

Al poco de empezar las primeras 2 curvas, me aparto a hacer el último pis y miro el reloj. Eran las 15:00. Llevaba 15 horas y me quedaban, en principio, 9 km.
Así que me propongo bajar de las 16 h dándolo todo en esos últimos 9 km, viendo que tenía piernas...


Y así fue, que fui bajando como alma que lleva el diablo, las interminables zetas de senda muy corredera valle abajo. Veía como se comía los km el gps del reloj, marcándome parciales de 5:30 el km. No podía ir más rápido porque la pendiente era moderada y había que ir frenándose un poco para no esmorrarse. Pero bueno, bajaba muy rápido.

Alucinaba que, tras 15 horas y 5.000m de desnivel, los cuádriceps y las rodillas todavía aguantaran sin dolor. Me parecía un milagro.

Seguía bajando, a tope con la música y mis piernas, como si no hubiera un mañana. No paraba de adelantar a corredores, justo al revés de lo que me había pasado en las horas centrales de carrera.

Los últimos 2 km fueron duros porque había mucho sube y baja y porque realmente veías que te ibas a 75 Km de carrera, en lugar de los 72 K que lucía el nombre de este Ultra.

Antes de entrar en el pueblo hubo 2 o 3 subidas (que nadie corría) y que por narices, hice corriendo.

La carretera de entrada al pueblo era cuesta arriba. Veía a corredores caminarla y yo, erre que erre, que prefería correr hasta el final, sin caminar ni un sólo paso en los últimos 10 Km. El pulso subía a 145-150 latidos por minuto en esos últimos 50-10 minutos, pero me daba igual. La meta tenía que estar a la vuelta de la esquina.


Meta: Forno di Zoldo, 75 K y D+5.000: 15 h 57 min
Puesto absoluto 33

Y así fue como, emocionado de la vida, entré en meta en 15 h y 56 minutos, tras 3 h y media de resurrección final... inesperada.

Mirando los tiempos de los 2 corredores que entraron justo delante y detrás de mí, vi que, desde el Passo Staulanza, les había recortado a ambos 39 minutos en esas 3 h y media finales. Un milagro, pensaba...


En la mesa, antes de tomarme el plato de pasta con carne picada y pomodoro que nos dieron a los participantes al terminar.

Luego nos iríamos Tite, Natalia y yo a tomar una pizza, que nos la habíamos ganado.





Natalia  (Pyreneean Tiger) terminó su 103 K en la 5ª posición de chicas y 40 absoluta de 221 participantes!
Una máquina!
La hizo en 21 horas y 6 min. Pasó media hora más rápido que yo en el Passo Duran y 1 hora más rápida que yo en el Passo Staulanza.
Menudo nivel...


Termenda paliza su carrera, que sumaba 7.150 m de desnivel. Más potente que los 6.760 m del Gran Trail Aneto-Possets.

Le hice esta foto entrando a meta, tras su 103 K.

Una verdadera campeona.
Además, con Diabetes tipo 1, que maneja de manera brillante con una alimentación muy baja en carbohidratos, que le permite tener una Hemoglobina Glicada (HbA1c) de sólo 4.9 % (!!) Mejor que la mía de 5.4!!

Su próxima cita, el  8-10 julio en el Gran Trail Verbier St Bernard, de 140 K y  D+ 9.300 m... una locura sólo de pensarlo.



Mi próxima cita, el Gran Trail Aneto-Posets, de 105 K y D+ 6.670 m, el 23 julio.
Sobreviviré a los dos bucles o me quedaré en Benasque?


Esto ha sido todo, amigos!

No sé si alguno habrá leído hasta aquí, qué paciencia...

Jorge García-Dihinx (el aprendiz)
Natalia Román (la que sabe)